Si algo ha dejado claro en su vida Gerardo del Villar es que el miedo es su impulso para alcanzar metas y vivir diferentes facetas, pues ha sido forcado, buzo, fotógrafo de tiburones, conferencista y escritor.
A través de sus expediciones, pláticas motivacionales y en su libro “Los tiburones también tienen miedo”, alienta a la gente a transformar esa sensación en la mayor aliada para lograr el éxito personal y empresarial.
¿Cómo ha sido el proceso de dar el salto del mar a la tierra con tus conferencias?
Una cosa llevó a la otra, muchas experiencias que vivo en las expediciones me han dado esos aprendizajes que comparto y es interesante porque, sí, hago ese brinco, pero sin dejar atrás eso que tanto amo y me apasiona: el buceo. Al compartir mis vivencias bajo el mar y en tierra, siembro una semillita en la gente para tener una vida mejor, y en eso se basa mi propósito principal: generar bienestar y salud en las personas y animales.
¿Qué es lo que más miedo te da?
Si esta entrevista me la hubieras hecho hace diez años, te hubiera respondido que no lograr mis objetivos. Hoy, no tener la capacidad de vivir y disfrutar del presente y las cosas buenas de la vida, como hacer deporte o una plática.
¿Cuál fue la experiencia que te hizo cambiar ese chip?
El libro definitivamente fue una catarsis. Lo empecé a escribir en 2023, cuando se había tomado la decisión de que Lourdes y yo no íbamos a seguir juntos. Fue muy duro salirme del nido que construí con tanto esfuerzo y amor. Estaba en un sitio que se llama La Cara del Fantasma, en Colombia, una especie de anfiteatro subacuático, frente a muchísimos tiburones martillo. Yo siempre fotografío y en ese momento dejé de hacerlo y decidí apreciar, y lo que pensé fue: “Si los tiburones también tienen miedo, ¿por qué no se vale que yo lo tenga ante lo que estoy viviendo”. De ahí salió la idea de escribir para sacar la tristeza, enojo, frustración y miedo, y, a lo largo de casi 280 páginas tuve una transformación personal. Eso me llevó a ser un Gerardo más enfocado en el interior que el exterior, y la vida ha fluido mucho más padre, con propósito y objetivos claros, pero enfocado en el presente.
¿Cómo es un día normal en tu vida con estas nuevas rutinas?
Suelo despertar muy temprano, entre cinco y media y seis de la mañana, paseo a mi perro, “Kilian”, que me trae muy buena energía; a veces se quedan a dormir mis hijos, pero cuando no, voy por ellos, los llevo a la escuela, hago ejercicio y desayuno. Me he vuelto una persona muy sana, no bebo alcohol, me preocupo por mi salud física, pues creo que si estás bien física, mental y espiritualmente… estás mejor en general. Hago mis rutinas de agradecimiento y visualización; después, trabajo en mis pendientes, ventas, marketing, redes sociales, hasta las tres de la tarde, y luego llevo a Santiago y Sebastián a sus clases, y cierro el día leyendo, veo una serie y me relajo, porque duermo muy temprano.
¿Cuántas expediciones haces al año?
Cuatro o cinco, muy seleccionadas, de lugares que no conozco o que he ido y son especiales. Los clientes deben cumplir con los pilares de Land & Dive Encounter: honrar al planeta, un legado, preparación y profesionalismo, humildad y autenticidad, comunicación respetuosa y educada, adaptabilidad en la planificación, y ambiente sano y equilibrado.
A veces los regalos no vienen en la mejor envoltura, ¿qué regalo te dejó tu separación?
He tratado de verla, más que como un divorcio, como una reinvención. Me ha llevado a conocerme y a pensar antes de actuar, pero mi mayor regalo siguen siendo Sebastián y Santiago.
¿Cómo te anclas al presente?
He hecho todo lo que he querido en mi vida y tengo todo lo que puedo querer hoy, y no es que posea gran abundancia o haya hecho grandes cosas, pero lo que me ancla es agradecerlo.
Muchas veces pensamos que tenemos que dar gracias por cosas gigantes, pero cuando lo hacemos por las pequeñitas, todo cambia. También el tener fe, creo en Dios y siempre he creído en mi mamá. Por otro lado, las expediciones me han enseñado a ser tolerante, pues a veces las cosas no salen como las planeas y hay una gran probabilidad de que no encuentres el animal que estás buscando y no por eso vas a echar a perder tu viaje.
¿Qué te gustaría lograr este año?
Ser mejor papá, tener libertad financiera, estoy trabajando mucho en eso; también en mi salud, física, mental y espiritual, quiero que mis expediciones sean mejores que nunca y me sigo preparando para mis conferencias. También estoy haciendo algo que me está gustando, decidí que voy a meter mis fotografías a concursos internacionales, porque nunca me he sumergido en ese mundo, pero, sobre todo, disfrutar, buscar la felicidad y la paz.
“No le tengamos miedo al miedo, se vale tenerlo y cuando lo vemos como un aliado y lo reconocemos, podemos sacar mucho provecho de él”.
Gerardo del Villar
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