El ron, una de las bebidas alcohólicas más antiguas y apreciadas en el mundo, ha recorrido un largo camino desde sus humildes orígenes hasta convertirse en un símbolo de versatilidad, sofisticación y cultura.

Teresa Lozano Armendares, en su libro “Beber, Historia de las Bebidas Alcohólicas en México”, ofrece una profunda reflexión sobre este destilado, explorando sus variantes, su historia y su lugar en la tradición mundial.

“El ron se clasifica según su sabor, suavidad, calidad, color y, especialmente, según el proceso de añejamiento y el país de origen, lo que marca una diferencia esencial en su perfil. Los rones ligeros y secos, típicos de Puerto Rico y Cuba, contrastan con los de las Antillas Inglesas, donde el sabor y el aroma tienden a ser más intensos y robustos. Esta distinción es crucial para los conocedores que buscan una experiencia sensorial única en cada copa”, señala la autora.

En México, añade Lozano Armendares, el ron ha sido conocido durante décadas bajo el nombre de aguardiente de caña, aunque la denominación “habanero” fue utiliza da durante una gran parte del siglo 20, en referencia a la influencia de las Islas Antillas (región caribeña) sobre la bebida. Sin embargo, fue el nombre que finalmente se consolidó, dejando una huella indeleble en la cultura de nuestro país.

Destilado que define el buen vivir

Hoy en día, el ron es uno de los destilados más populares y versátiles del mundo. Su proceso de fabricación comienza con la fermentación del jugo de caña, sirope de azúcar o melaza de caña, que posteriormente se destila a una temperatura inferior a los 95° GL (grado alcohólico).

“Este método de elaboración permite que el ron conserve sus características originales, lo que lo convierte en una de las bebidas alcohólicas más puras que existen. Además, su proceso de destilación, comparado con otros, requiere menos intervenciones químicas, lo que resalta aún más su pureza y calidad”, asegura la autora.

Lozano Armendares agrega que, a lo largo del siglo 20, el ron logró establecerse como un favorito en círculos urbanos y de todos los niveles sociales. Su capacidad de adaptación a diversas mezclas lo convirtió en una opción atractiva en bares y celebraciones.

“Cocteles clásicos como la cuba libre, el daiquiri, el planter’s punch, el Manhattan y el old fashioned son solo algunos ejemplos de cómo esta bebida ha sabido adaptarse a las demandas de los paladares más exigentes. En cada mezcla, el ron se presenta como una base flexible, capaz de resaltar tanto en combinaciones refrescantes como en preparaciones más complejas”, se destaca en el texto.

El auge del ron no se limita solo a las bebidas mezcladas. A lo largo de los años, las marcas de ron han ido evolucionando, ofreciendo productos de mayor calidad, añejados con esmero y con perfiles de sabor que varían desde lo dulce y afrutado hasta lo especiado y robusto.

Las variaciones en el añejamiento, donde la bebida se deja reposar en barricas de madera durante años, permiten que el ron adquiera notas complejas, ideales para ser degustadas de manera pura, en lugar de simplemente mezclarse en cocteles.

Con identidad propia

La importancia del ron, especialmente en la cultura caribeña y latinoamericana, es incuestionable. Su influencia no solo se percibe en las bebidas, sino también en la gastronomía, el arte y las tradiciones sociales de las regiones productoras.

De hecho, muchos países, como Cuba y República Dominicana, han hecho del ron una parte integral de su identidad nacional. Finalmente, la autora afirma que, además de su versatilidad y sabor, el ron se ha consolidado como una opción ideal para quienes buscan disfrutar de un destilado que se aleja de la complejidad excesiva de otros licores más refinados.

“El ron se disfruta por su simplicidad elegante, su capacidad de adaptarse a diversas formas de consumo y su continuo crecimiento dentro de la cultura de la coctelería mundial. En un mundo donde la innovación y la tradición se mezclan constantemente, el ron sigue siendo un pilar fundamental en la oferta de bebidas premium”, puntualiza Lozano Armendares.

Conoce más

El ron no es solo una bebida alcohólica, es una tradición viva que se ha reinventado con cada generación. Desde sus orígenes en las plantaciones de caña de azúcar hasta convertirse en un ícono global de la sofisticación y el buen gusto.

El Caribe es el hogar de esta bebida emblemática que refleja la tradición y cultura local. Con siglos de historia, se ha convertido en parte esencial de la vida diaria en la región. Además, es una de las principales exportaciones, con un gran impacto económico y social.

El envejecimiento del ron es clave para su sabor y complejidad. Tras la destilación, se guarda en barricas de roble, donde absorbe aromas y suaviza su sabor. El tiempo de maduración, que va de meses a décadas, le aporta notas de vainilla, especias y frutas.

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