Rolex es un referente indiscutible de excelencia y legado. Con más de un siglo de superioridad técnica y estética, la marca suiza ha elevado el tiempo a la categoría de arte. Hoy, vuelve a hacerlo con la presentación del Oyster Perpetual Land-Dweller, un modelo que no solo marca las horas, sino una nueva era.

Con este lanzamiento, Rolex se atreve a reinventar el presente para escribir el futuro, redefiniendo los estándares de perfección que ella misma ayudó a establecer. El Land-Dweller es, sin lugar a dudas, una declaración audaz de intenciones: se trata de un reloj que combina lo mejor del legado de la marca con la visión más vanguardista de la relojería moderna.

Una estética renovada con el sello de la audacia

Desde el primer vistazo, el Land-Dweller se presenta como un reloj contemporáneo y versátil, disponible en dos tamaños: 36 mm y 40 mm de diámetro, adaptándose con elegancia tanto a muñecas femeninas como masculinas. Cada uno de sus componentes ha sido pensado para ofrecer una armonía visual y ergonómica sin precedentes.

El diseño se apoya en una arquitectura reformulada de la caja Oyster, símbolo eterno de robustez y hermeticidad. Esta nueva caja se distingue por sus flancos curvados y chaflanes pulidos que atrapan la luz con sutileza. Coronada por un bisel que puede ser estriado o engastado con diamantes talla trapecio, ofrece distintas personalidades para quienes buscan elegancia clásica o lujo exuberante.

La esfera del Land-Dweller, por su parte, no pasa desapercibida. Rolex introduce aquí un motivo “nido de abeja” reinterpretado con precisión artística y tecnológica.

Este diseño, realizado con técnicas tradicionales y de alta tecnología como el láser de femtosegundo, presenta una superficie rica en texturas y volúmenes, generando una lectura del tiempo tan funcional como fascinante. Las versiones incluyen una esfera blanca intensa o un exquisito azul glaciar, este último exclusivo de los modelos en platino 950.

Calibre 7135: el corazón del futuro

En el interior del Land-Dweller late un motor de nueva generación: el calibre 7135, un movimiento mecánico de cuerda automática íntegramente desarrollado y manufacturado por Rolex.

Con una frecuencia de 5 Hz (36 000 alternancias por hora), este calibre ofrece una precisión que se acerca a la medición de décimas de segundo, un logro inédito en la mayoría de los movimientos Rolex.

Este nuevo motor es fruto directo de la evolución del calibre 7140 (presente en el modelo 1908 desde 2023), pero con mejoras destacables en cuanto a precisión, autonomía y fiabilidad.

Con una reserva de marcha de 66 horas aproximadamente, este calibre está equipado con el sistema Dynapulse, un escape innovador que colabora con un oscilador de última generación para optimizar el rendimiento.

La estética del movimiento tampoco ha sido descuidada: sus puentes están decorados con el patrón Rolex Côtes de Genève y su masa oscilante calada está fabricada en oro amarillo, visible a través del fondo transparente de zafiro, un guiño contemporáneo al arte mecánico suizo.

Detalles que cuentan

La esfera del Land-Dweller encierra más innovación de la que el ojo percibe a simple vista. Además del motivo “nido de abeja”, se ha desarrollado un sistema de visualización exclusivo, en el que destacan los números 6 y 9 con centro abierto, inspirados en modelos icónicos como el Explorer y el Air-King, pero con un giro moderno.

Los índices están dotados de material luminiscente de nueva generación, más duro que el habitual pero con el mismo rendimiento visual y tonal. Rolex ha patentado el proceso de fabricación de estos elementos, otro testimonio de su constante vocación de innovación.

Las agujas, diseñadas específicamente para este modelo, son rectilíneas y cuentan con el mismo material luminiscente. El segundero se distingue por su contrapeso en forma de celda hexagonal, replicando el patrón de la esfera.

Finalmente, el realce inclinado con minutería graduada a medio segundo y estampado por tampografía, añade un toque de sofisticación técnica, especialmente en combinación con el acabado satinado o satinado circular, según el color de la esfera.

Tres interpretaciones de la excelencia

Rolex lanza el Land-Dweller en tres versiones, cada una con personalidad propia, pero todas unidas por el mismo espíritu de superación y precisión.

Land-Dweller 40 Rolesor blanco: combinación de acero Oystersteel y oro blanco de 18 quilates, con bisel estriado y esfera blanca intensa con motivo “nido de abeja”. Un equilibrio perfecto entre sobriedad y sofisticación.

Land-Dweller 36 en oro Everose: una joya en sí misma. Su esfera blanca también presenta el motivo de panal, pero añade diez diamantes talla baguette como índices, junto con un bisel engastado con 44 diamantes talla trapecio. Es la versión más lujosa y ornamental del trío.

Land-Dweller 40 en platino 950: reservado para quienes buscan lo más exclusivo. Con bisel estriado y esfera azul glaciar, esta variante simboliza la fusión entre rareza y sofisticación técnica.

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