Gana reproducciones on line

Al mudarse a funciones digitales durante la pandemia, el teatro ya no escuchó aplausos, pero ganó reproducciones.

Luis Guerrero, actor, dramaturgo y director, cuenta que no dejó de trabajar, sino que se adaptó y montó algunas obras en línea, entre ellas un monólogo y una puesta actuada por alumnos de la universidad donde trabaja.

La respuesta del público fue muy buena, recuerda el recién ganador del Premio Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido.

“Lo bueno del teatro digital es que el trabajo se queda on line. Por ejemplo, el trabajo estudiantil tuvo más de mil reproducciones, el monólogo más de 3 mil 500. Por ese lado quizá hasta estamos llegando a más público del que hubiera ido presencialmente al teatro”.

En cuanto a los ingresos económicos, Guerrero dice que ha tenido buena suerte. Además de su trabajo como maestro en dos universidades, es guionista y ganó un apoyo de Conarte.

En realidad, lo más difícil en esta pandemia ha sido ensayar con miedo. Su principal aprendizaje: adaptarse.

“Que uno tiene que adaptarse a los tiempos. Sin importar el medio a nuestro alcance tenemos esta necesidad de contar y de escuchar historias. Supongo que por eso estoy tranquilo escribiendo, tarde o temprano las historias llegarán a quienes tengan que llegar.”

Daniel Santiago

Pule sus interpretaciones

Un año pasó desde que vio a su audiencia; Claudia Arroyavé, contrabajista de la Orquesta Sinfónica de la UANL, quien ha dedicado su vida a compartir su talento al público desde los 11 años, ahora se enfrenta al reto de hacerlo desde casa.

“Es muchísimo más motivante tocar sabiendo que están ahí, que les estás compartiendo ese momento y lo disfrutan”, dice, “al final recibes los aplausos, te sonríen, se acercan y dicen ‘oye me gustó mucho esta pieza’. Hace que todo valga la pena, el esfuerzo y dedicación que le pones a cada ensayo”.

Con más de 20 años de experiencia, Arroyavé ha tenido que adaptarse a la ausencia del público, del ensamble y a invertir en equipo para las grabaciones de los conciertos virtuales de la OSUANL.

Pese a todo, su economía se mantiene estable gracias a que también enseña música en el Tec de Monterrey y en Educación Musical Temprana Suzuki.

“Como también doy clases, las puedo seguir dando en línea, entonces para mí no ha sido tanto el cambio, pero sé que hay muchos músicos que se dedican a tocar en eventos y para ellos sí ha sido mucho más difícil”.

Pero ensayar en casa no ha sido tan negativo, dice, ya que le dio la oportunidad de autoevaluar y pulir sus interpretaciones, estudiar una maestría, hacer deporte y convivir más con sus hijos.

Biby Salinas

Impacta en la danza

Tras ejecutar su pieza, Luciano Perotto sabe que el público que lo ve a través de las plataformas digitales le aplaude, aunque no lo pueda escuchar.

De hecho, señala, esa ausencia es uno de los principales retos que ha enfrentado durante la actual pandemia.

“Es difícil. Nosotros como artistas transmitimos algo al público, y al no tenerlo en directo uno mismo pierde algo de fuerza y espíritu, ese extra que uno le pone al personaje”, indica.

Durante los primeros días de la crisis, relata, las y los bailarines trataron de entrenar desde el hogar. Poco a poco regresaron a las instalaciones del ensamble, donde hallaron nuevos retos.

“Fue un desafío primeramente porque, al volver a los estudios, ya no teníamos la misma condición física. Agrégale el usar un cubrebocas y mantener distancia. Te empiezas a agobiar, a respirar menos”.

El golpe también cayó en los bolsillos: los artistas atravesaron un recorte en sus pagos del cual aún no se recuperan completamente.

Pero incluso así Perotto ve al 2021 con esperanza. Después de todo, el Ballet pudo realizar presentaciones en línea durante la segunda mitad del año pasado y ya prepara un programa mixto.

“Confío plenamente en que el Patronato y todos estamos haciendo lo posible para volver a lo que éramos y seguir creciendo todavía más”, dice.

Mariana Montes

Mantiene la esperanza

“Pienso que las artes son energía”, expresa la soprano Luisa Mordel.

Con esas palabras, la joven regia comienza a explicar por qué para los cantantes de ópera, así como para muchos artistas, tener que abandonar los escenarios debido a la pandemia del Covid-19 ha sido tan difícil.

“Esa energía con la que uno comparte, llega a ti”, cuenta la cantante, quien fue becaria del Mexico Opera Studio (MOS) en 2019-2020.

“No poder tener ese contacto (con el público) es difícil para uno como artista. No por el hecho de que quiera uno recibir el aplauso, sino por el simple hecho de compartir un mensaje que está escrito en una obra”.

Aunque esta situación ha generado desmotivación, cuenta, la contingencia también la ha impulsado a experimentar nuevas áreas de su carrera musical.

Ha tomado clases en línea, ha participado en concursos virtuales y ahora también es profesora de canto por internet, lo que le ha permitido seguir obteniendo recursos económicos durante la pandemia.

“Vivir del arte es complicado y más cuando están todos los teatros cerrados, tenemos que hacer algo para salir adelante”, señala la soprano.

Y aunque no niega que ha habido momentos de tristeza, la esperanza de regresar pronto a los escenarios le permite mantenerse positiva.

“Vamos a estar muchísimo más recargados, en todos los sentidos, para el día en el cual se abran las puertas otra vez”, dice.

“Todos vamos a estar repletos, desbordados, de ganas de compartir, de darnos por completo como artistas que somos”.

Dalia Gutiérrez

Encuentra alivio en componer

El cantautor Pedro Morales le vio el lado positivo la crisis, pues tuvo un tiempo para crear y encontrar un alivio en la composición.

Durante el primer año de la pandemia, el músico nicolaíta logró realizar material para tres discos, uno será Cuando detona una estrella, donde rinde tributo a amigos que fallecieron a causa del Covid-19, como la gestora Lucero Montes.

“Quisiera o no, tuve que ver el lado positivo de la crisis. Al componer en época de crisis, estaba componiendo también una realidad”, compartió el músico de 43 años.

“Era una forma de aliviar lo que no podía encontrar afuera, poder encontrarlo en la canción”.

Morales comenzó su trayectoria en 1994 como integrante de bandas de rock, y es solista desde el 2002. Sus discos son Austero (2003), El otro barrio (2009), Lasalasolas y Puede que llueva, ambos del 2019.

Previo al confinamiento, Morales realizó conciertos en ciudades de México y el extranjero y en cada sede daba un taller de composición.

“No sabía todo lo que aportaba el salir a cantar, esta energía que uno saca cuando va a tocar, no solo extraño los escenarios, sino todo lo que rodea salir a cantar”, dijo.

“Por otro lado sembré demasiado, estuve creando muchísimo: música para teatro, para danza contemporánea, mis discos”.

Teresa Martínez