Hace 10 años, con la idea de convivir fuera de tribunales y limar cualquier aspereza que pudiera surgir en el ámbito profesional, José Luis Nassar, Rafael Heredia y Alonso Aguilar Zinser decidieron convocaron a diferentes colegas abogados a una comida anual, la cual se ha convertido en toda una tradición que sólo paró durante la pandemia.
“Es algo muy importante porque logramos reunirnos con muchos amigos con los que llegamos a ser rivales en la práctica, pero no enemigos”, compartió José Luis Nassar.
“Fue hace una década que vimos muy tenso el ambiente, sobre todo, en nuevos litigantes, y así surgió todo. Hoy veo que se ha cerrado mucho la brecha generacional, las primeras veces éramos gente más madura, ahora, hay jóvenes, y espero que cuando ya no estemos los organizadores, se sigan reuniendo”.
Congregados en una casa en Polanco, los abogados penalistas disfrutaron de la comida anual y aprovecharon para ponerse al día, compartir algunas de sus experiencias y disfrutar de los lazos que han forjado a lo largo de los años, sin importar a qué despacho pertenecen.
“Qué bueno que a través de ellos se siguen dando estas convivencias, que hacía tiempo no había. A nosotros nos toca enfrentarnos a veces, pero luego somos grandes cuates, hay mucha cordialidad y cariño”, compartió Federico Mendoza, quien espera que estos encuentros se repitan más frecuentemente.
Para Rafael Heredia, uno de los involucrados en la organización de la comida anual de abogados penalistas, esta reunión es de amistad sincera y el objetivo principal es unir y crear juntos por un México mejor.
“Quiero y respeto mucho a los presentes, porque nosotros tenemos el orgullo de poseer una vocación que sirve para uno de los dos principios elementales del ser humano: la vida y la libertad. A los médicos les corresponde la primera, a nosotros, la segunda”, expresó Rafael Heredia.
“Confiamos en que nuestras autoridades locales y federales sigan haciendo su labor y nos den permiso de coadyuvar para un mejor derecho penal en el País. Y el colega que no respete eso, que se quite la toga y el birrete”.
