
Las primeras 24 horas de un perro o gato con sus tutores en su nuevo hogar dependerán de su edad, necesidades y personalidad.
Algunos ejemplares, como los adultos sociables, podrían agarrar confianza y acostumbrarse rápido a su entorno. Otros tal vez requerirán de semanas o meses para acoplarse. Es el caso de los animales más tímidos, sin importar cuántos años tengan.
Desde este primer día, la mascota comenzará tanto a forjar vínculos con su familia como a identificar los sitios designados para que coma, duerma, juegue y haga sus necesidades. También empezará a aprender las reglas de la casa y los comandos básicos que se le enseñen, como “ven”, “abajo” y “junto”.
“Debe tener acceso a los lugares en los que siempre podrá estar. Los primeros días podría orinar o defecar en lugares inapropiados. Cerrar los cuartos o delimitarle el acceso a camas (…) evita ese tipo de inconvenientes en lo que realizamos una rutina”, compartió Manuel Alberto González, médico veterinario zootecnista (MVZ) y profesor de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).
Es necesario que los tutores mantengan la calma, aún si el animal de compañía hace alguna travesura, y respeten su espacio, sin dejar de observarlo para notar cualquier anomalía.
“Pensemos en que tres meses -para algunos a lo mejor es más (tiempo) y para otros es menos- de trabajo continuo y paciencia nos pueden llevar a 13 años de mucha felicidad”, señaló la etóloga Claudia Edwards, con base en la esperanza de vida promedio de los perros.
Al acoger a cualquier can o minino, en especial si recién fue rescatado de la calle, primeramente hay que colocarle un collar con una placa de identificación y llevarlo a revisión con un MVZ para evaluar su estado de salud y determinar si padece alguna enfermedad, añadió González.
Cuando ya habitan otros animales en la vivienda, su presentación con los demás debe ser lenta y paulatina. Si la nueva mascota tiene una infección, podría permanecer unos días aislada para evitar contagios.
También hay que supervisar todas las interacciones que tengan a fin de mediar ante algún conflicto que pudiera surgir por dominancia hasta conseguir la integración total.
Por lo general, precisó Edwards, el mayor reto es lograr la convivencia entre dos gatos porque tienden a ser territoriales, aunque no es una regla escrita: algunos son sumamente sociables. Los perros son más gremiales por naturaleza, agregó, así que aceptan mejor a otros canes y mininos.
Espacio ideal

Los tutores asumen el compromiso de brindarle a la mascota un hogar limpio, seguro y sin objetos peligrosos a su alcance. Siempre debe tener agua potable disponible a libre acceso y la opción de descansar al interior de la vivienda, además de juguetes para ejercitarse física y mentalmente.
“Si un animal es muy joven tengamos cuidado de que no haya cables a su alcance porque generalmente los cachorros tienden a morderlos”, alertó Edwards.
Algunas plantas de ornato son tóxicas para las mascotas y no se aconseja tenerlas; entre ellas, la cuna de Moisés y la Nochebuena. Mientras que poner redes o mosquiteros previene escapes de mininos.
Respecto a los platos y bebederos, la recomendación es que sean de acero inoxidable. Para hacer sus necesidades, los gatos precisan uno o más areneros que requieren aseo constante. Los canes evacúan sobre cualquier superficie, pero ciertas personas prefieren que lo hagan encima de césped (natural o sintético) o de papel.
“Las primeras herramientas a desarrollar serían la paciencia, el cariño y la estabilidad. Van a ser fundamentales para ofrecer un ambiente donde (la mascota) se sienta segura, valorada y protegida”, recalcó González.
Primera impresión

Si ya se tienen otras mascotas, se aconseja presentarles al nuevo integrante de la familia con una reja u otro objeto de por medio que les permita verse y olerse.