Debido a que el café y el Licor 43 comparten notas florales, herbales, cítricas y más, su unión en el shaker ha resultado un éxito desde el siglo 19, señala Reyes.
“El carajillo nació en el contexto bélico de la Guerra de Independencia de Cuba, cuando los españoles salían a combate, tomaban café con piquete porque decían que les daba valor para pelear. En ese momento lo tomaban con ron y café caliente, y fue hasta el 98, con la introducción de Licor 43 a México, que se empezó a tomar frío.
Hasta el 2011 se estandarizó que fuera un espresso porque antes podía ser con café americano, pero siempre se preparó frío aquí”, agrega.
El fruto del cafeto puede ser lo más popular para mezclar con dicho licor, pero no es lo único que se vale invitar a la barra, aconseja el barman Daniel, pues también el té se lleva bien.
“Un té de jazmín, un earl grey e incluso una infusión de manzanilla se pueden mezclar y armonizar, siempre y cuando estén concentrados para resaltar el licor”, concluye.