¿Qué fue lo que más disfrutó de la Copa?
Fue el ambiente que había y, sobre todo, para Careyes, comenzar a ver que habían tantos jóvenes que estaban ahí. Para nosotros fue una sorpresa, pero digamos que creo que es un ambiente que ahora ellos, la franja de entre los 20 a los 27 años, ya consideran un destino que les gusta y que tiene una filosofía que está entre la belleza de la naturaleza, el espacio y fiestas que son divertidas en un ambiente bastante controlado.
¿Por qué es importante apoyar al centro de rehabilitación Esperanza y Fortaleza?
La Fundación Careyes tiene que ver mucho con la educación, trabajamos en los pueblos, nos estamos ocupando de mil niños, pero en nuestra misión, ayudar a los jóvenes que tuvieron problemas con drogas no estaba contemplado, nosotros hacemos otras cosas y siendo también una fundación americana no podemos salir de esto. Es una fundación que está en la zona, en la que desgraciadamente una o dos personas que conocíamos acabaron ahí y creo que es un gran trabajo, entonces para nosotros, no es el trabajo sólo lo que tenemos que hacer, sino también ayudar a otras fundaciones
que son interesantes para Careyes.
¿Cuáles son sus planes?
Yo tengo una frase sobre esto que siempre digo: “un lugar que no crece, es un lugar que muere; un lugar que crece demasiado rápido es un lugar que muere”, entonces hay que ver cuál es el flujo normal, orgánico, para que la gente no lo sienta.
Al final, recuerdo gente que sino 20 años atrás y regresa por los recuerdos y me dice: “sí creció, pero no cambió nada, se sofisticó todo, pero, al final, lo que es Careyes y el espíritu es el mismo” y eso es lo más importante.