El torero español Antonio Ferrera se alzó como el triunfador máximo en la Corrida Guadalupana, al cortar dos orejas y, al final, fue sacado a hombros por la puerta del encierro de la Plaza México. Con él hicieron el paseíllo los matadores José Antonio Morante “Morante de la Puebla”, Diego Silveti y Diego San Román, quien tomó la alternativa.
El ganado que se lidió estuvo compuesto por cuatro toros de Fernando de la Mora y cuatro más de Bernaldo de Quirós.
“Me parece muy bonito cartel para un día tan especial como hoy. Me gusta mucho ‘Morante de la Puebla’ por su estilo, su manera de torear y por todo el arte que tiene”, comentó la esposa de Juan Pablo Baillères, Verónica.
El buen ambiente que se vivió en el lugar se coronó con la faena que Ferrera instrumentó a su segundo de la tarde, un astado de reserva que sustituyó al que le tocaba en turno por estar burriciego.
Posteriormente, vino uno de los momentos más emotivos, pues el coleta se acercó al tendido para arrojarle la montera al retirado torero español Vicente Ruiz ‘El Soro’ y después se fue con el toro para colocarle tres pares de banderillas, las dos primeras con los característicos giros que ‘El Soro’ hacía en la década de los 80.
Lo anterior como merecido homenaje para ese diestro que alternó en aquella fatídica tarde de 1984, en la que Francisco Rivera ‘Paquirri’ perdió la vida como consecuencia de una terrible cornada.
Antonio instrumentó templados muletazos que fueron coreados fuertemente, aprovechando la noble embestida que tenía el burel. Se tiró a matar y dejó una buena estocada que le valió el corte de dos orejas, pues el juez se negó a otorgarle el rabo que ya tenía ganado.
“Ha sido una tarde memorable para la fiesta brava y con un homenaje a la Virgen de Guadalupe. Fue faena espectacular, Ferrera ha hecho vibrar a los 40 mil aficionados”, dijo el empresario Alejandro Rodríguez.
Silveti cortó la primera oreja de su enemigo, tras un trasteo valiente y lleno de emoción. Su premio pudo quedarse solamente en una salida al tercio dado que le sonaron un aviso.
Por otra parte, Diego San Román lució como torero al recibir los trastos de matador, toreó bien y se llevó el auricular del cornúpeta que cerró plaza.
De “Morante de la Puebla” ocurrió lo de otras tardes, no tuvo enemigo que le permitiera realizar el toreo pausado y con sentimiento que le gusta. Quedó a deber el de la Puebla del Río, España.
“Estoy en contra de la postura de los anti taurinos porque siento que no se escucha nuestra voz. Por querer oírlos a ellos, que demandan que no exista la fiesta brava, se deja de lado lo que nosotros pensamos, creemos y apoyamos”, indicó Mauricio Calderón, aficionado desde hace 41 años.
LLENO TOTAL
+ Los toreros dieron un espectáculo sin precedentes ante los 40 mil aficionados que se dieron cita en la Plaza México para celebrar la tradicional corrida.