República Dominicana lo tiene todo“, el eslogan de este destino es contundente y es que al histórico Santo Domingo, a la soleada Punta Cana, al lujo de La Romana, a la aventura que brinda Puerto Plata y a la exuberancia de Samaná, este destino caribeño también seduce a los viajeros con su bachata, su merengue y su rica propuesta gastronómica.

Por si lo anterior no bastara, recientemente, la República Dominicana fue reconocida como el Destino Internacional de Lujo en la edición número 13 de LuxuryLab Global. Durante la entrega de premios se destacó la belleza de sus playas de arena blanca y la variedad de sus resorts.

El país ofrece a quienes están dispuestos a explorar desde poblaciones coloniales hasta exuberantes paisajes. Aquí te presentamos cuatro tentadoras alternativas.

Un efímero edén

Ubicado en la costa noroeste de la República Dominicana, justo frente a las costas de Punta Rucia y cerca de Monte Cristi, se esconde un rincón paradisíaco: Cayo Arena. Se trata de una diminuta isla de arena blanca que aparece en el día y desaparece en la noche con la subida de la marea.

En este oasis flotante, lejos del bullicio y la rutina, los viajeros se entregan al mindfulness escuchando el susurro del viento, sintiendo las caricias del sol en la piel, refrescándose en el océano y admirando peces multicolores.

Los lugareños dicen que es el sitio ideal para apartar la mente del estrés y sumergirse en un mundo acuático de una riqueza excepcional. Practicar esnórquel es obligado y olvidarse de los problemas, también.

El mundo en azul

Clavado en el corazón de Scape Park, dentro de la exclusiva comunidad de Cap Cana, está una de las joyas menos conocidas de este país. Se trata de Hoyo Azul, un cenote de ensueño que, se dice, también tiene un carácter mágico. Esta joya natural, encajada al pie de un majestuoso acantilado de piedra, da la bienvenida a los viajeros con sus aguas turquesas y su profundidad –14 metros– protegiendo un mundo subacuático fascinante.

Para llegar a este edén, hay que cruzar un puente colgante y un sendero abrazado por una vegetación exuberante, incluido un jardín de orquídeas. Al tiempo que los aventureros se internan en este sitio, aparece una gran serenidad y la conexión con la naturaleza es extrema.

Oasis de paz

Oculta en la entusiasta ciudad de Punta Cana, la Reserva Ojos Indígenas es un santuario natural de más de 600 hectáreas de bosque subtropical, que presume 12 lagunas de agua dulce u “ojos” como las llamaban los taínos, pueblos originarios, debido a su forma redonda.

Este refugio te invita a disfrutar de la claridad de sus aguas, a recorrer senderos rodeados de flora autóctona, que incluye plantas medicinales, así como una variedad de vida silvestre. En ese sitio la naturaleza y la historia se entrelazan en perfecta armonía, ofreciendo una experiencia enriquecedora que lleva a los viajeros a valorar prácticas sostenibles y las tradiciones del pasado prehispánico.

Un vaivén de emociones

En lo alto de Montaña Redonda, en Miches, se halla una de las experiencias más emocionantes de todo el Caribe. Estamos hablando del columpio infinito en la cima de Montaña Redonda que, suspendido al borde de un acantilado, evoca al niño que todos llevan dentro, al tiempo que provoca mariposas en el estómago a quien se balancea sobre un paisaje infinito.

Las postales que desde ahí se obtienen (mar, montañas y verdes valles) se quedan guardadas por largo rato en la memoria. Esta mezcla de adrenalina y libertad provoca que el visitante sienta que vuela a un mundo mítico.

Para saber

Desde sus playas de arena blanca y aguas turquesas hasta sus montañas, bosques tropicales y campos de golf de clase mundial, la República Dominicana ofrece una variedad de experiencias para todos los miembros de la familia; por lo anterior, se ha convertido en uno des los destinos insignia para organizar viajes multifamiliares. Además, el catálogo de sus alojamientos consiente tanto a los viajeros que van a practicar ecoturismo, como a los lunamieleros.

 

Información/Edición: Patricia Miranda
Fotos: Cortesía Turismo de la República Dominicana
Diseño: Sandra Acevedo
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