Un nuevo año está a punto de comenzar y hay que recibirlo con los rituales tradicionales, desde la ropa especial y las luces de bengala, hasta el vino para el brindis, las uvas y la cena. Esta es una fiesta elegante que, debes saber, no siempre se celebró el 31 de diciembre. En las culturas antiguas el Año Nuevo comenzaba en el solsticio de invierno y era considerado un momento de renovación.

El emperador Julio César fue quien decidió que el año tuviera 365 días, divididos en 12 meses, y que el inicio del año fuera el 1 de enero. Varios siglos después, el calendario juliano se convirtió en cristiano y en 1582, el papa Gregorio XIII decretó una modificación que lo volvió más preciso, además se ordenó que lo adoptaran los países que ya estaban bajo la influencia de la religión católica.

“El nuevo calendario fue de inmediato implantado en España. Felipe II ordenó el cumplimiento de la reforma mediante una pragmática (fechada en Lisboa el 29 de septiembre de 1582 y pregonada en Madrid el 3 de octubre) al son de trompetas y atabales (tamborcillo) por pregoneros públicos. Los territorios de las Antillas, Nueva España y Guatemala cumplieron el mandato real en 1583”, de acuerdo con Wenceslao Segura, en su libro La reforma del calendario.

ALREDEDOR DE LA MESA

Además del calendario, de España también llegó el cerdo y una gran variedad de técnicas culinarias y platillos, como el lomo mechado, este es la versión de un platillo originario de Andalucía que, con el tiempo y las recetas que pasan de generación en generación, se hizo mexicano.

La pieza de carne se mecha, es decir, se le introducen trozos de algún alimento o condimento, antes de guisarse. Según el chef Ricardo Muñoz Zurita, en su Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana.

“Se hace una incisión con un cuchillo en el trozo de carne y se rellena con aceitunas, alcaparras, pasitas, pimienta gorda, zanahorias y tocino, entre otros ingredientes. La idea es que al rebanar la carne se vean los elementos mechados, además de dar sabor”, describe el chef en su texto.

Otro término que se usa para esta técnica es clavetear, que Zurita también define en su libro como “enterrar unos clavos de olor en una carne, fruta o verdura para que al momento de la cocción suelte todo su aroma”.

Cada familia hace diferentes versiones de este platillo de acuerdo con sus gustos y tradiciones, pero lo que hay que considerar, especialmente en estas fechas, es el equilibrio. La recomendación, no sólo para esta delicia, sino para toda la cena, es agregar más elementos que cumplan con el Plato del Bien Comer.

“No se trata de restringirse, sino de evitar excesos y dar prioridad a alimentos más saludables, aquellos que el organismo requiere”, asegura la PROFECO en el documento Buena Alimentación.

CERO DESPERDICIOS

Otras recomendaciones para estas fechas son apoyar la economía local, comprar productos de temporada y evitar el desperdicio de comida. Además, elegir de preferencia productos ecológicos, a granel, elaborados con materiales o procesos sostenibles.

“Si sobra algo, se puede utilizar la creatividad para crear un nuevo platillo o repartir entre los invitados a las celebraciones. Si se van a cocinar distintos platillos en el horno, aprovechar para hacer varias preparaciones a la vez. Se ahorra dinero, energía y/o gas”, concluye el texto de la dependencia.

¿SABÍAS QUE?

 

Puedes hacer una salsa para barnizar el lomo. Una opción es mezclar mantequilla derretida con mermelada de chabacano, y otra es con chiles, vinagre y especias.

ASÍ LO DICE LA TRADICIÓN

La carne, antes de meterla al horno, se coloca en una charola acompañada de papitas cambray y encima se ponen rebanadas de piña y cerezas. Cuando queda lista, lo mejor es maridarla con un vino rosado de Rioja. 

Información: Adriana Silvestre

Diseño: Fernanda Téllez

Fotos: Canva y Adobe Stock
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