Al empezar la cita en un coctel previo, cada uno de los asistentes convivió en un ambiente de compañerismo en el que los
abrazos, risas y encuentros se reflejaron en múltiples capturas fotográficas.
Sin embargo, una de las principales se dio durante la tradicional foto generacional, que, de manera simbólica, reflejó al que sería el último retrato en conjunto.
“Es una familia, literal, ves a alguien y lo ayudas, y si tú la necesitas, también la recibes”, expresó Pilar Guízar, estudiante
desde nivel preescolar.
“Es un colegio que es mi casa; además, creo que nos hemos adaptado muy bien a los cambios, todo lo afrontamos con muchísima fuerza y esperanza, eso algo que me encanta”.