El destino cruzó a Daniela Yáñez y Mario Domínguez hace más de cuatro años en un club nocturno y, desde entonces, comenzaron a escribir una historia de amor que alcanzó uno de sus capítulos más memorables: darse el sí frente al altar.
El preámbulo de esta historia fue la propuesta de matrimonio en la cima de una montaña en Vail; ante la presencia de familiares de ambos, Mario se arrodilló para pedirle a Daniela que pasaran el resto de su vida juntos.
Como productores de eventos, la pareja sabía exactamente cómo quería su gran día y eligió una quinta en Morelos para compartir este momento con sus seres queridos; cada detalle fue cuidado de principio a fin, como el entelado en el techo del lugar y las luces alrededor, la cuales sumaron a la decoración, por el contraste en tonos neutros y morados.
“Nos relajamos muchísimo y dejamos que todo fluyera; disfrutamos cada segundo”, dijo la mercadóloga Daniela Yáñez, egresada del Tec de Monterrey.
“En la comida, en vez de tener mesa de novios, optamos por estar en cuatro diferentes para compartir cada uno de los tiempos con distintos invitados”.
Tras el banquete, la novia pasó a la pista con su papá, Salvador Yáñez, al compás de “Daddy’s Little Girl”, de Michael Bolton, y, luego, Daniela Yáñez y Mario Domínguez inauguraron su primer baile como esposos con “Can’t Help Falling in Love”, de Elvis Presley.
“Fue una fiesta llena de amor, se podía sentir el cariño de todos los invitados y la vibra que se generó fue algo espectacular”, contó Renata Yáñez, hermana de Daniela Yáñez.
Este instante hecho a su medida, lleno de cariño y emociones inolvidables quedará grabado como uno de sus mejores recuerdos.
Mario es una buena persona, inteligente, ecuánime y comprometido, como pareja y socio, además de muy solidario, fluye y vibra bonito; tenemos una conexión nata y eso es lo que más me gusta”.
Dany es una mujer maravillosa, entregada, apasionada, solidaria, honesta, comprometida, inteligente, perseverante y soñadora, con los pies en la tierra y metas muy altas en todos los aspectos. El mejor equipo y cómplice”.
Que sean inmensamente felices. Recuerden que en momentos de desacuerdo, ganar en una discusión no es importante, sino intentar llegar a un acuerdo con cariño y respeto”.
Gracias por hacerme parte de una noche espectacular, fue el reflejo del gran equipo que son. Sean siempre su mejor versión de la mano”.
Deseo con todo mi corazón que sean muy felices por siempre”.