ELENÍSIMA Y LAS INDÓMITAS

Si algo caracteriza el trabajo de Elena Poniatowska es su capacidad de observar realidades de México que otros no quieren ver, conectar con las personas a las que entrevista y compartirlo a través de las letras.

En esto coincidieron las académicas Beatriz Pastor, Liliana Weinberg y Sara Poot Herrera, quienes participaron en la “Mesa Homenaje a Elena Poniatowska y las mujeres indómitas”, que se realizó dentro de la FIL regia.

“La mirada nómada de Elena Poniatowska se enfoca deliberadamente en ver lo que los otros no ven”, señaló ayer Beatriz Pastor, profesora de literatura comparada en Dartmouth College.

“Ese es su compromiso más profundo con la realidad del País”.

En la mesa, donde no estuvo presente la escritora de 90 años, las ponentes destacaron a Jesusa Palancares, personaje que Poniatowska creó inspirada en Josefina Bohórquez, una mujer originaria de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca.

“Poniatowska ha sido pionera en este camino de la prosa no ficcional, en esta familia integrada por el reportaje, el testimonio, la crónica, el ensayo, en esta capacidad de indagar la oralidad y la vida colectiva”, dijo Weinberg, galardonada con el Premio Internacional Alfonso Reyes 2021.

Autora de numerosos libros y ensayos relacionados con la literatura latinoamericana, Poot Herrera aplaudió la capacidad de Poniatowska para entender a profundidad a las personas que conoce y entrevista. “Ahora que Elena dice que ha perdido la capacidad de la visibilidad de un ojo”, dijo, “es momento de cuidarla a ella, que ha cuidado a México”.

ABORDAN BATALLAS EN TORNO A ELLAS

¿Cuál es la guerra de las mujeres?  Esto se preguntaron las escritoras Ethel Krauze, Mónica Hernández y Sofía Segovia en una conversación del mismo nombre realizada ayer en el primer día de la Feria del Libro.

La respuesta a la que llegaron fue que existen dos: la guerra que la sociedad realiza contra ellas y la que las mujeres emprenden en la sociedad.

“Qué orgullo y qué felicidad ser parte de esta buena guerra de las mujeres que tomamos la palabra, la lengua, la escritura, las tribunas, los espacios”, dijo Krauze.

“Esta guerra de las mujeres es la que vale la pena, porque no sólo no mata ni destruye, sino que construye, crea”.

La doctora en Literatura por la UNAM lamentó que la mujer sea vista como un territorio a conquistar por los hombres durante las guerras físicas.

“La guerra de las mujeres empieza en su cuerpo, el mundo ha estado en guerra, porque su cuerpo representaba el honor de las mujeres”, dijo.

Mencionó que la recuperación de los espacios por las mujeres en la esfera pública no significa que la sociedad vaya a evolucionar.

“En la medida que las escritoras estamos escribiendo, más viene la embestida en contra de las mujeres”, expresó.

Hernández, por su parte, lanzó la pregunta ¿qué se quedan a hacer las mujeres durante guerras como las que se viven en Irán o Ucrania, dos sucesos traídos a menudo en esta mesa.

“Las mujeres rascan, cuidan a los hijos, aran la tierra, hacen los vestidos, se protegen del soldado que las quiere matar, matándolos”, comentó y calificó este tipo de deberes hacia las mujeres como “la otra guerra”.

Por su parte, Segovia, quien fungió como moderadora, explicó que la importancia del tema reside en que de la guerra se ha hablado mucho, pero poco desde la perspectiva femenina.

Las tres escritoras integran a Las Hijas de la Pandemia, colectivo de mexicanas que buscan fortalecer la voz de las mujeres.

Con información de Dalia Gutiérrez y Elena S. Gaytán