Taiwán

Beijing reivindica la soberanía de la isla de 23 millones de habitantes, aunque no la controla. Por su parte, Washington apoya militarmente a Taiwán.

En las últimas semanas, China intensificó las incursiones aéreas en un amplio perímetro alrededor del territorio y amenaza con recurrir a la fuerza si se proclama oficialmente la independencia de la isla.

Estados Unidos “se opone firmemente” a cualquier intento “unilateral de cambiar el statu quo o de socavar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán”, advirtió su Presidente Joe Biden, una frase que puede dirigirse igualmente a los dirigentes taiwaneses. 

Trabajar por la independencia de Taiwán es “jugar con fuego”, respondió Xi Jinping. “Si los separatistas de Taiwán nos provocan, nos obligan o incluso cruzan la línea roja, entonces tendremos que tomar medidas”, advirtió.

China y Estados Unidos siguen “profundamente opuestos” sobre la cuestión de Taiwán, observa Shi Yinhong, del centro de estudios estadounidenses de la Universidad del Pueblo en Pekín. Pero la cumbre “recordó a ambas partes la necesidad de evitar un conflicto armado”, estima.

'Salvaguardas'

A pesar de las numerosas diferencias, “China y Estados Unidos deben mejorar su comunicación y su cooperación”, defendió el Mandatario chino. Joe Biden había subrayado anteriormente la importancia de las “salvaguardas” entre Beijing y Washington para evitar un “conflicto”, sea o no “intencional”.

Xi Jinping dijo que esperaba que Estados Unidos no se embarcara en una “nueva guerra fría”. 

A pesar del relativo apaciguamiento entre las dos potencias desde la llegada de Biden a la Casa Blanca, “las tensiones no se han reducido significativamente” en comparación con la era Trump, señala Shi Yinhong. Pero la noción de “competencia”, importante para el Presidente estadounidense, permite evitar un “conflicto abierto”.

Derechos humanos

Según la Casa Blanca, Biden expresó “su preocupación por las prácticas (chinas) en Xinjiang, Tíbet y Hong Kong, y por los derechos humanos en general”.

Beijing no menciona explícitamente estos puntos en su informe.  “Sobre la base del respeto mutuo, estamos dispuestos a entablar un diálogo sobre las cuestiones relacionadas con los derechos humanos”, indicó Xi Jinping. Pero, añadió, “rechazamos que los derechos humanos sirvan de pretexto para injerirse en los asuntos internos de otro país”

Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos acusan a Beijing de haber internado en Xinjiang (noroeste) al menos a un millón de musulmanes uigures en “campos de reeducación”, lo que China rechaza. Además, se lanzaron llamamientos a un boicot diplomático de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing, que se realizarán del 4 al 20 de febrero de 2022.

Este tema no fue mencionado por Biden ni Xi, según sus respectivos informes.

Comercio

Desde su llegada a la presidencia, Biden no modificó la guerra comercial iniciada en 2018 por Donald Trump, y Estados Unidos sigue practicando aranceles punitivos sobre numerosos productos chinos

Grandes grupos estadounidenses pidieron a Washington que negocie con Beijing para levantar estos recargos que aumentan sus costes de producción. 

Biden “fue claro sobre la necesidad de proteger a los trabajadores estadounidenses contra las prácticas comerciales y económicas desleales” de China, según la Casa Blanca.  

Desde hace tiempo, Washington se queja de las restricciones al mercado chino para las empresas extranjeras y de las subvenciones concedidas por Pekín a sus empresas públicas.

Xi Jinping dijo que estaba dispuesto a facilitar la llegada de empresarios estadounidenses, a pesar de las restricciones relacionadas con la pandemia. Pero ninguna tregua en la guerra comercial está a la vista y ningún contrato fue anunciado.

Según los comunicados oficiales, tampoco se habló de levantar las restricciones a los intercambios de estudiantes, investigadores o periodistas, ni de reabrir los dos consulados cerrados el año pasado en ambos países.