En Juanacatlán se empezó a forjar la historia de la actual cara del boxeo.

Lejos de ser el “Canelo”, Saúl Álvarez era conocido como Santitos, un niño ‘traviesillo, pero no maldoso’, como lo recuerdan quienes lo conocieron en su niñez.

La escuela no era para él, por lo que viendo sus habilidades sobre el ring y la valentía que mostró desde pequeño, optaron por alistarlo para ser boxeador.

El tiempo le dio la razón a sus familiares.

Hoy, el “Canelo” Álvarez es considerado el mejor púgil libra por libra del mundo.

'Traviesillo, pero no maldoso'

De lavacoches a boxeador

El diamante en bruto

'Ahí está su pinche pendiente'