En el Día de las Madres, Koya Guerra platica el vínculo que ha creado con sus hijos, Martina y Maximiliano Ramírez, a través de la espiritualidad.
No es un secreto que los tiempos de pandemia cambiaron la vida de muchos, al reconsiderar no sólo el estilo que llevaban, sino también sus creencias; tal fue el caso de Koya Guerra, quien, aunque siempre ha sido cercana a la espiritualidad, reforzó sus ideales tras una tragedia familiar.
Fue mientras se encontraba de vacaciones por India, Nepal, Tíbet y otros destinos, cuando Koya Guerra recibió la noticia de que las fronteras se cerrarían a causa del Covid-19, por lo que tuvo que apresurarse a regresar a México, en compañía de los suyos, y, cuando ya estaba en su hogar, su esposo, Sergio Ramírez, sufrió un infarto.
“Es un hecho que ya me gustaba trabajar en mi energía, pero toda esta experiencia tocó ciertos fondos, pues, cuando sucedió, me empecé a dar cuenta de que el universo me estaba llevando por el pensamiento de cómo sostener a mis hijos que aún estaban muy chiquitos; el corazón de Sergio había quedado bastante dañado y, ahorita, creo que gracias a esta labor, sin quitarle méritos a la medicina, está en perfectas condiciones”, contó Koya Guerra, quien es mamá de Martina y Maximiliano.
“Recuerdo que quien nos avisó fue Max, el más pequeño, que en ese entonces tenía como año y medio; empezó a tocar como desesperado la puerta del baño y a gritar: ‘papá, papá’, y fue así que él reaccionó y logró salir. Creo 100 por ciento que todos tenemos una sensibilidad increíble y la conexión padre e hijo es fuertísima”.
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Tras esta etapa difícil, Koya Guerra se ha dedicado a ahondar más en temas como metafísica, descodificación y constelaciones familiares, los cuales también le han servido de apoyo al momento de educar a los niños, al hacerlos conscientes de sus emociones.
“El vínculo que hemos creado es impresionante, nos sentimos unos a otros y eso me parece muy valioso, porque creo que, hoy en día, es algo que se ha ido perdiendo; no se trata de limitar lo que ellos sienten, sino de darles la libertad de llorar, estar tristes o enojados, porque, si no, los vuelves insensibles”, añadió Koya Guerra.
Es importante de preguntarnos ‘¿por qué a mí?’ o ‘¿por qué yo?’, sino trabajar en colectivo todas nuestras heridas, porque las mismas que tengo yo, las tienen mis amigas o primas y las tendrán mis hijos; de eso se trata la humanidad”.
KOYA GUERRA, madre de familia
Si bien, Koya Guerra no considera haber encontrado la solución perfecta para una crianza adecuada, asegura que esta visión es la que más le ha funcionado, por lo que agradece aquellas sacudidas energéticas que le han permitido tocar fondo y salir avante.
“Es ley. En lugar de golpearme, pienso qué me trajo esto para ser mejor persona o tomarlo de la forma que más me convenza; es importante abrazar ese rechazo, traición, temor o lo que sea, en lugar de evadirlo o hacerte la víctima”, compartió Koya Guerra.
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Geraldine Bertram es creadora de Geraldine Photo Studio, donde se especializa en nacimientos, maternidad
y fotografía infantil.