De acuerdo con la médico Paola de la Garza, en el pasado, el término obesidad se definía exclusivamente por el peso y el índice de masa corporal, no obstante, desde el 2015 es considerada una enfermedad metabólica multifactorial que afecta a gran parte de la población mexicana.

“Esto significa que tiene que ver con el ambiente, la herencia, el entorno social como la familia, la pareja, y la microbiota; también tiene síntomas cardinales que son el hambre y la falta de saciedad y, además, tiene un aumento de la inflamación celular por parte de los adipocitos”, platicó la egresada en medicina por la Universidad Anáhuac México Norte.

“Cuando uno es pequeño y joven, generalmente las cosas que provocan estrés son pocas y cuando se llega a la adultez, hay factores que lo desencadenan. También tiene que ver el sedentarismo y el desorden alimentario aunque no hay una causa específica para este padecimiento”.

En los niños, especifica que se debe a la forma en la que se les alimenta, la cual está basada en productos ultraprocesados, los cuales tienen bajos nutrientes y altos en calorías, grasas saturadas, sodio y azúcares refinados.

Destaca que en muchas ocasiones se presentan padecimientos asociados como diabetes, resistencia a la insulina, diversos tipos de cáncer e infertilidad; sin embargo, uno de los primeros pasos para prevenir el sobrepeso y sus implicaciones es la honestidad con uno mismo.

“Hay que ser muy honestos con el espejo y ver si existe un aumento en el perímetro de cintura o en la grasa; con la edad, se dan cambios corporales normales, pero hay que ser objetivos en decir si existe un aumento de peso a nivel abdominal o algún problema de salud”, compartió la experta en nutrición clínica, “hay que recordar que ningún síntoma es normal y se debe acudir a consulta para una medicina preventiva”.

Para lograr esto, recomienda conocer la genética de uno y saber si hay riesgo al observar a los familiares inmediatos, ya que de esta manera, da un panorama a lo que puede ser la historia si no se realizan los cambios adecuados.

Explica que en México, la legislación invita a los médicos a recomendar un peso saludable; sin embargo, existe un peligro con esta ideología.

“Con esto se promueve una dieta restrictiva y por ello es importante no centrar la obesidad con el peso, ya que es solo una de los causas y lo más importante son los marcadores biológicos”, expresó Paola.

El estándar de la cintura es otro de los factores, el cual no debe rebasar los 80 centímetros en mujeres y 90 en hombres, así como presión arterial alta y niveles de colesterol elevados. Por eso, en su práctica, el primer paso que hace es preguntarle a sus pacientes si están interesados en realizar este cambio y el automonitoreo.

“El conocimiento es poder y por ello les enseño a cómo y cuándo medirse y pesarse porque así ellos pueden saber si los hábitos que implementan son benéficos o negativos”.

MÁS QUE UN NÚMERO EN LA BÁSCULA

Paola de la Garza detalla que, de un tiempo para acá, existe un fuerte movimiento anti dieta, el cual considera alarmante debido a que existe una línea delgada entre el trastorno de la alimentación y lo positivo de la cultura yo-yo.

“Cuando hablamos de una persona que tiene una enfermedad metabólica es muy importante el control alimentario como parte del tratamiento para hacer un cambio en su alimentación de manera permanente”, declaró.

De la misma manera el body positive, que tiene como objetivo la inclusión de todos los tamaños de cuerpo, ha resultado en algo benéfico para la sociedad; sin embargo, existen factores que diferencian al tamaño corporal con la obesidad.

“La época de la gordofobia ha traído mucho estigma social y algo que se promueve en la campaña de este año es ‘respect for everybody’, el cual significa respeto para todos en cualquier situación; cuando alguien es grande de tamaño pero no tiene alguno de los síntomas, controla bien su apetito, así como su talla, no tiene inflamación celular ni aumento en el perímetro de cintura, es una persona que no tiene esta enfermedad”, contó.

TOMA NOTA

Consejos prácticos para prevenir la obesidad:

  • Establecer una sincronización con la biología, es decir, fijar horarios para alimentarse, de esta forma se le enseña al cuerpo a descansar de comer.
  • Incluir cinco tazas de verduras al día y tomar agua con electrolitos para hidratarse, ya que la deficiencia de electrolitos se puede traducir en hambre.
  • Alimentarse en el lugar adecuado: la mesa.
  • Realizar ejercicio 150 minutos a la semana, en el cual se combine resistencia física y cardiovascular, además debe ser placentero para hacerlo parte de la vida y no verlo como un castigo.
  • La alimentación se debe ver como algo a largo plazo y no como un remedio de unos cuantos días para bajar de peso.