El burnout va más allá de un simple agotamiento o sentirse exhausto, pues implica desmotivación hacia el trabajo cotidiano, despersonalización, cinismo e insatisfacción, indica la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esto ocasiona una baja en la productividad en el ámbito profesional y estrés que puede repercutir en la esfera emocional y las relaciones interpersonales laborales, agrega.
De acuerdo con la Clínica Mayo, en Estados Unidos, se trata de una condición que suele originarse por la falta de control sobre ciertos aspectos laborales, como horarios, asignaciones y carga laboral, falta de expectativas profesionales, dinámicas disfuncionales, falta de apoyo social, actividades monótonas y caóticas y el desequilibrio entre la vida personal y el trabajo.
Cargas intensivas de trabajo y jornadas laborales prolongadas constituyen ejemplos cotidianos.
De acuerdo con la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, algunas de las manifestaciones del síndrome de fatiga crónica son el dolor muscular, la confusión, la falta de memoria, la fiebre leve (38.3°C), la irritabilidad, la falta de concentración y/o el insomnio.
En este sentido, la Clínica Mayo añade estrés excesivo, abuso de sustancias como el alcohol, la aparición de problemas cardiovasculares, presión elevada, diabetes del tipo 2 y mayor vulnerabilidad a las enfermedades.