Los deportistas de Rusia no podrán competir en Tokio 2020 bajo su himno y bandera. Tendrán que hacerlo arropados por el estandarte del Comité Olímpico Internacional (COI) y, en caso de subir a lo más alto del podio, escuchar el concierto para piano número uno de Chaikovski.
De hecho, serán identificados bajo las siglas en inglés ROC, que significan Deportistas Olímpicos Rusos.
Y todo como consecuencia de las sanciones que enfrenta ese país por parte del Agencia Mundial Antidopaje (AMA), prácticamente desde 2014, cuando empezaron a confirmarse las sospechas de un dopaje masivo entre los deportistas rusos, y por las que varias naciones y federaciones internacionales pidieron su exclusión de Río 2016.
Justo previo a eso Juegos Olímpicos en Sudamérica se revela el denominado Informe McLaren, cuyas conclusiones son que Rusia orquestó un dopaje de estado para destacar en los Olímpicos de Invierno de Sochi 2014.
Pese a haber rodado cabezas y devuelto medallas, incluso de Londres 2012 y hasta de Sochi 2014, Rusia sigue en el ojo del huracán.
A continuación, se presentan algunos de los pasajes más destacados de la trama de dopaje ruso.