Los daños causados por la tormenta del martes y miércoles recordaron las secuelas de un tsunami, y los sobrevivientes recogían escombros mientras lloraban a sus seres queridos perdidos en el desastre natural más mortal que se recuerda en España.

Muchas calles aún estaban bloqueadas por vehículos amontonados y escombros, en algunos casos atrapando a los residentes en sus hogares. Algunos lugares todavía no tienen electricidad, agua corriente ni conexiones telefónicas estables.

La Guardia Civil ha rescatado a más de 4 mil 500 personas atrapadas por las inundaciones, dijo el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una conferencia de prensa desde Valencia.

Las autoridades regionales, que están a cargo de la respuesta a la tragedia, pidieron al gobierno central que movilice 500 soldados adicionales, que serán desplegados el sábado.

La tragedia ha desatado una ola de solidaridad en todo el país. Durante la mañana, cientos de residentes han llegado a pie a las áreas más afectadas, llevando agua, productos esenciales, palas y escobas para ayudar a remover el lodo.

El número de personas que vienen a ayudar es tan alto que las autoridades les han pedido que no conduzcan ni caminen hasta allí, porque están bloqueando las carreteras necesarias para los servicios de emergencia.