En los 50 y 60 pocas cosas decían lujo como un Cadillac. Su diseño, sus motorizaciones y su suavidad de manejo los ponían en una categoría aparte del resto. Tony Montana lo sabía y por eso escogió un Cadillac Series 62 modelo 1963; aunque con unos toques de personalización que podrían ser la peor pesadilla de algunos.

En la película “Scarface”, el personaje de Al Pacino estaba orgulloso de su Cadillac. Tenía con qué. Quizá era un poco viejo para el momento, pero el lujo no envejece.

Además de las carrocerías coupé y sedán, el Cadillac Series 62 de 1963 se fabricó como convertible. Este último, el más apropiado para las calles de Miami. Bajo el cofre estaba un enorme motor V8 de 6.4 litros. Tenía 325 caballos de fuerza y 430 lb-pie de torque. Con esto y varios litros de gasolina podía moverse sin esfuerzo a pesar de que pesaba más de dos toneladas.

Los autos de Cadillac son unos de los favoritos tanto en películas como en series de televisión y uno de los coches preferidos para mafiosos. En películas como “Goodfellas”, “Casino” e incluso en series más recientes como “Sopranos” y “Osark”, la marca pareciera ser requisito para el trabajo.

El coche de Montana tenía una pintura amarilla. Apropiada para el carácter del personaje. Pero lo que más llamaba la atención era la tapicería: un estampado atigrado para los asientos delanteros, traseros, los paneles de las puertas y hasta el tablero.

La ilusión del pobre Tony duró hasta que pasó a recoger a Elvira Hancock. Elvira, quien fue protagonizada por Michelle Pfeiffer lo hace sentir menos por la apariencia del Cadillac. Tony intenta defenderlo, diciendo que aunque tiene sus años sigue siendo un Cadillac. Pero Elvira le dice que el coche es la peor pesadilla de alguien.

Al parecer, Tony no había contemplado la idea de cambiar de coche, pero en la siguiente escena está en la agencia Porsche contemplando un 928. Eran los ochentas y con sus veinte años el Cadillac quizá sí lucía un tanto viejo. En el momento compra el 928. En la época el 928 era lo más avanzado que se podía encontrar en el mercado; pero quizá no tan acorde a la personalidad de Montana.

Curiosamente y a pesar de que no es del gusto de todos, entusiastas de la película y del coche han recreado la pintura y las vestiduras en otros modelos convertibles de Cadillac de la época. Quizá una pesadilla con Michelle Pfeiffer sea un buen sueño para muchos.