La quiebra de algunos bancos regionales y sectoriales en Estados Unidos ha inyectado nerviosismo a los mercados, ya que los inversionistas cuestionan la capacidad de las autoridades para manejar la situación y evitar que dichos eventos generen un “impacto sistémico” en el sector financiero.
¿Cómo inició el caos?
La noche del miércoles 8 de marzo se anunció la liquidación de Silvergate Bank, un pequeño banco regional con sede en La Jolla, California, que se había convertido en el destino favorito de la comunidad de las criptomonedas. La entidad, que sufrió una serie de reveses en el criptouniverso, particularmente con la debacle de la plataforma FTX, tuvo que enfrentar una ola de retiros de fondos que la dejó imposibilitada de cumplir con sus compromisos.
Esa misma noche otro banco mucho más grande, el Silicon Valley Bank (SVB), el número 16 por tamaño de activos en Estados Unidos, anunció que también estaba sufriendo retiros masivos. Favorito de buena parte del sector tecnológico emergente, SVB padeció la desaceleración de la nueva economía.
Los fondos de inversión recurren cada vez más a los bancos por dificultades en el levantamiento de fondos, y en lo que respecta a las startups, tienen una necesidad crónica de flujo de caja para financiar su crecimiento.
¿Qué es SVB y por qué está en problemas?
Silicon Valley Bank es un banco californiano especializado en el sector tecnológico, que tiene negocios principalmente con fondos que invierten en empresas que no cotizan en bolsa. Poco conocido para el público, el grupo, que actúa en Estados Unidos, Europa y Asia, especialmente en Israel, ofrece servicios financieros sobre todo a startups, desde simples cuentas bancarias hasta asesoría para capitalizarse.
SVB señala en su web que trabaja con cerca de 50 por ciento de las empresas tecnológicas. El banco sufre por el deterioro del sector: la brusca subida de tasas de interés en Estados Unidos que afecta a un ramo muy dependiente del financiamiento para crecer, sumado a las dificultades de aprovisionamiento de chips o semiconductores y al débil apetito de los inversionistas por los valores tecnológicos, marcan el final de la euforia tecnológica tras el impacto de la pandemia.
La capitalización bursátil de empresas tecnológicas se derrumbó en 2022, y los anuncios de despidos masivos entre las firmas de Silicon Valley se multiplican desde hace meses.
Presión e incertidumbre
SVB también estaba bajo presión, como el resto de los bancos, por el alza de tasas de interés de la Reserva Federal (Fed). La mayor parte del dinero que piden los bancos es a corto plazo para poder prestar a largo plazo.
En general, los bancos se benefician de que las tasas a corto plazo son significativamente menores que las de largo plazo. Sin embargo, el endurecimiento monetario de la Fed provocó el fenómeno contrario y redujo los márgenes de los bancos.
Además de la caída de sus depósitos, SVB reveló que vendió de urgencia una cartera de 21 mil millones de dólares en valores financieros para asegurar sus reservas de efectivo, una operación en la que perdió mil 800 millones de dólares.
Nerviosismo creciente
El anuncio de SVB bastó para alertar a inversionistas y clientes, que al día siguiente se abalanzaron a recuperar sus activos. Sólo el jueves 9 de marzo, SVB recibió órdenes de retiro por unos 42 mil millones de dólares. SVB también fue castigado en la Bolsa de Nueva York, donde sus acciones cayeron 60 por ciento durante la sesión.
El viernes 10 de marzo se suspendió la cotización de sus títulos, e inmediatamente después, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) anunció que tomaba el control de la entidad, agonizante e incapaz de encontrar comprador. Los mercados se mostraban preocupados por el destino de los depósitos de SVB, de los cuales sólo el 4 por ciento de los 170 mil millones totales están cubiertos por el mecanismo de garantía de la FDIC, que garantiza hasta 250 mil por cliente y por banco.
Cabe destacar que apenas el 14 de febrero, Forbes había incluido al SVB dentro de su lista de los 50 mejores bancos de Estados Unidos, y sólo 24 días después, el banco colapsó.
Reacción de las autoridades
El domingo 12 de marzo, la Fed, el Departamento del Tesoro y la FDIC informaron que actuarán para que todos los clientes puedan retirar todo su dinero de SVB. También anunciaron que Signature Bank, el vigésimo primer banco por tamaño de negocios del país, fue intervenido, y que sus clientes se beneficiarán del mismo sistema que los de SVB. La Fed ofreció prestar a otras instituciones que puedan necesitarlo para cumplir con los retiros.
El lunes 13 de marzo, el Presidente Joe Biden aseguró desde la Casa Blanca que el sistema bancario es “seguro” pese a la quiebra del banco SVB, pero quiere una regulación más estricta para evitar futuras crisis.
“Los estadounidenses pueden confiar en que el sistema bancario es seguro. Sus depósitos estarán allí (disponibles) cuando los necesiten”, afirmó Biden.
Otros bancos en riesgo
Los problemas de un solo banco pueden afectar la confianza de los inversionistas en el sector en todo el mundo. Los bancos son interdependientes, como lo mostró la crisis financiera de 2008-2009 y la quiebra de Lehman Brothers.
El espectro de un “bank run” o corrida bancaria, una reacción en cadena que comienza con retiros masivos de clientes hasta que los bancos no pueden responder, siempre se cierne sobre el sector. Para satisfacer la demanda de efectivo, el banco no tiene otra opción que levantar dinero o ceder activos rápidamente, lo cual suele conllevar gastos o pérdidas, y acentúa sus dificultades.
Con el cierre de tres bancos regionales, Silvergate Bank, Silicon Valley Bank y Signature Bank, otras instituciones se vieron presionadas al registrar desplomes en sus acciones, llegando a cotizar en mínimos históricos. En particular, los mercados prestan atención a estas instituciones:
- First Republic Bank, con un total de activos por 205 mil mdd (hasta -89% en NY)
- Western Alliance Bancorp, con 68 mil mdd (-78%)
- PacWest Bancorp, con 41 mil mdd (-57%)
Fuentes: AFP y Reuters