CARL LEWIS: EL HIJO DEL VIENTO

El estadounidense Carl Lewis es uno de los atletas más completos y destacados de la historia por su versatilidad para competir lo mismo en pruebas de campo, específicamente en el salto de longitud, como de velocidad, en los 100 y 200 metros, así como en los relevos.

El ganador de 10 medallas olímpicas entre Los Ángeles 1984 y Atlanta 1996 y que en su momento impuso récord mundial en el hectómetro, es decir en los 100 metros planos, con crono de 9’86 en Tokio, en 1991, cumple 60 años hoy, 1 de julio.

Lewis, apodado “El hijo del viento”, también fue protagonista en Campeonatos Mundiales de Atletismo en los que dominó sus pruebas entre Helsinki 1983 y Stuttgart 1993.

INICIA LA LEYENDA

En Los Ángeles 1984, Carl Lewis empieza a destacar en las pistas y lo hace en grande pues igualó la marca de su compatriota Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, es decir ganó el oro en 100 y 200 metros planos, el relevo 4×100 y el salto de longitud.

CORRE AL GRUPO SELECTO

El 25 de agosto de 1991 Lewis establece récord mundial en los 100 metros planos durante la justa del orbe de Tokio al detener el reloj de 9’86. Este año recibe el Premio de Atleta del Año de la entonces Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF), hoy World Athletics, y el Premio Jesse Owens.

.

LA BARRERA DE LOS 10

Lewis estaba predestinado a ser plusmarquista mundial pues desde 1983 había corrido los 100 metros por debajo de los 10 segundos.

Ese año registró 9’97 en una competencia en California. Los siguientes dos años, también en su país, tuvo como mejor marca 9’99 en 1984 y 9’98 en 1985. Después, ganó el oro de la prueba en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 con registro de 9’92.

SALTO A LA ETERNIDAD

El salto de longitud fue la prueba en la que Lewis se bañó de oro en Juegos Olímpicos más veces, pues ligó el tetracampeonato entre Los Ángeles 1984 y Atlanta 1996. A estos sumó los títulos mundiales de Helsinki 1983 y de Roma 1987.

Lamentablemente para él, en Tokio 1991 se quedó con la plata, pero con el oro y récord mundial en los 100 metros planos.

ADIÓS A LAS PISTAS

Tras los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde ganó su último oro, en el salto de longitud, Lewis deja las pistas y se dedica a acciones altruistas alrededor del mundo y también incursiona en la actuación.

El 16 de octubre de ese año fue nombrado Embajador de Buena Voluntad por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación.

Lewis también hizo inversiones diversas, como en un tequila en Guadalajara, Jalisco.