EL FLORENTINO

La Toscana italiana, para ser más exactos Florencia, vio nacer a Guccio Gucci hace 140 años. Hijo de un comerciante de nombre Gabriello, Guccio llegó a este mundo el 26 de marzo de 1881. 

A los 17 años, el que a la postre se convertiría en un reconocido diseñador de talla mundial, salió de Florencia y llegó a Londres, donde trabajó como maître en el famoso Hotel Savoy. Su paso por las capitales europeas lo hicieron apreciar lo cosmopolita, la sofisticación y la estética. 

Fue precisamente estar rodeado de aquellos equipajes de los huéspedes, lo que generó su inquietud y, en 1905, regresó a Italia para abrir su propio taller, donde vendía artículos de cuero como sillas, estribos, alforjas y otros productos para caballos. 

200 AÑOS DE GUCCI

El negocio de cuero para productos de caballo se fue a la baja, por lo que Guccio vio la oportunidad de diversificar su negocio y, en 1921, fundó una empresa y abrió una pequeña tienda de maletas en Florencia. Fue el comienzo del imperio Gucci

Inspirándose en los diseños londinenses y con el excelente trabajo de los maestros artesanos toscanos, el diseñador se hizo rápidamente de un nombre y reputación en el mercado.  

La vida ecuestre fue el punto de partida para muchos de las creaciones insignia de la casa italiana que además de maletas comenzó a ofertar maletines, portafolios, bolsos de viaje, baúles, guantes, zapatos y cinturones. Sin dejar fuera el clásico “horsebi” y los mocasines, que en 1932 fueron toda una sensación.

En los años 40, la dictadura fascista limitó los proveedores, por lo que Gucci tuvo que experimentar con materiales como lino, yute y bambú. 

LA HERENCIA

 

Jackie Kennedy fue una de las figuras que usó la marca. 

Con la muerte de Gucci, en 1953, sus hijos se hicieron cargo del negocio: Aldo, Vasco y Rodolfo

Rodolfo manejó los intereses italianos de la compañía, inaugurando su primera tienda en Milán; Vasco se quedó con las operaciones en Florencia, y Aldo viajó a Nueva York y consiguió la internalización de la marca, abriendo su primera tienda fuera de Italia

Para los años 60, la crema y nata de Hollywood estaba obsesionada con la marca, lo que ayudó a que se convirtiera en un símbolo de lujo a nivel mundial

Sin embargo, el manejo del emporio se convirtió en un gran problema entre los descendientes de Gucci, y las disputas entre sus hijos y nietos llevaron a la marca a perder popularidad. Más aún en 1983 con la muerte de Rodolfo Gucci, y la toma del control de la compañía de su vástago, Maurizio

LA VENTA

Poco más de un año antes de morir asesinado por órdenes de su esposa, Patrizia Reggiani, Maurizio Gucci vendió por completo la compañía fundada por su abuelo al grupo árabe Investcorp, propietario de otras firmas exclusivas como Tiffany, Chaumet, Breguet y Circle K.

Con la adquisición, la relación de la familia Gucci con la compañía se terminó. El fin de una era. 

EL LEGADO

Hoy el legado directo de Guccio sólo queda en el nombre de la firma Gucci.

Aún así, los diseñadores que han pasado por la dirección creativa de la casa, como Tom Ford, a quien se le atañe la revitalización de la marca en los 90 y principios de la década pasada; Frida Giannini, que devolvió un aire más cerca al original y quiso acercarse al consumidor fuera del jet set de las estrellas; y ahora Alessandro Michele, con su aire retro y romántico; han conseguido mantener el nombre de la compañía por lo alto y reinventado esa mezcla de la estética de la nobleza inglesa con los colores y el aire italiano que fueron fundamentales para Guccio