El negocio de cuero para productos de caballo se fue a la baja, por lo que Guccio vio la oportunidad de diversificar su negocio y, en 1921, fundó una empresa y abrió una pequeña tienda de maletas en Florencia. Fue el comienzo del imperio Gucci.
Inspirándose en los diseños londinenses y con el excelente trabajo de los maestros artesanos toscanos, el diseñador se hizo rápidamente de un nombre y reputación en el mercado.
La vida ecuestre fue el punto de partida para muchos de las creaciones insignia de la casa italiana que además de maletas comenzó a ofertar maletines, portafolios, bolsos de viaje, baúles, guantes, zapatos y cinturones. Sin dejar fuera el clásico “horsebi” y los mocasines, que en 1932 fueron toda una sensación.
En los años 40, la dictadura fascista limitó los proveedores, por lo que Gucci tuvo que experimentar con materiales como lino, yute y bambú.