Al conocerle por primera vez en persona, Harris obligó a su oponente a estrecharle la mano, algo que él y su predecesor como candidato presidencial demócrata, Joe Biden, no hicieron en junio.

Fue uno de los muchos momentos del debate en el que los dos candidatos utilizaron el lenguaje corporal, el tono y el comportamiento en lugar de los temas de conversación o las posiciones políticas.

“Fue una maniobra de fuerza”, dijo el experto en lenguaje corporal Mark Bowden, refiriéndose a la persecución de Harris a Trump para un apretón de manos. “No creo que se lo esperara”.

La Vicepresidenta mantuvo un rostro expresivo durante toda la velada, levantando las cejas, riendo y mirando incrédula mientras Trump hablaba, momentos que fueron rápidamente captados y difundidos por sus seguidores en las redes sociales. En algunos momentos miró al candidato republicano interrogante y comentó que sus comentarios “no eran ciertos”.

Trump mantuvo casi siempre una expresión seria en el rostro, aunque a veces sonreía con los labios fruncidos o negaba con la cabeza. También acusó a Harris de faltar a la verdad. “Ahí va otra vez. Es mentira”, dijo en un momento dado.

A lo largo del debate, ambos candidatos alzaron la voz. Harris, de 59 años, se volvió con frecuencia hacia su oponente mientras hablaba, y en un momento dado pareció regañarle. Trump, de 78 años, miró casi siempre al frente.

“Sus enfoques eran muy diferentes”, dijo la científica del comportamiento Abbie Marono.

“Él no se dirigía a ella; no se orientaba hacia ella cuando hablaba. Ella era un poco antagonista hacia él, pero también reaccionaba de forma muy emocional hacia él.” Trump trató en un momento dado de darle la vuelta a la tortilla cuando Harris intervino, diciéndole que esperara porque él estaba hablando. “¿Le suena familiar?”, preguntó, en una aparente referencia a su debate de 2020 con el entonces candidato a la Vicepresidencia Mike Pence, a quien reprendió por hacer lo mismo.

Harris volvió a menudo a los temas de conversación, repitiendo propuestas políticas sobre vivienda y pequeñas empresas y pidiendo que el país “pase página” en relación a Trump.

“Es obvio que ha memorizado cosas”, dijo Lillian Glass, también experta en lenguaje corporal y comunicación, quien dijo que Harris parecía poco auténtica. “Habla entrecortada”.

ESTRATEGIA: PROVOCAR A TRUMP

El estilo agresivo de Trump le ha ayudado y perjudicado en los escenarios de debate. Sus ataques personales durante las primarias republicanas de 2016 y las elecciones generales contra Hillary Clinton le impulsaron a la nominación y a la Presidencia.

Pero en un debate en 2020 contra el entonces ex Vicepresidente Biden, durante el cual Trump interrumpió repetidamente, le salió el tiro por la culata, alienando a unos espectadores agotados.

Trump adoptó una estrategia más disciplinado en su debate de junio con el Presidente Biden, de 81 años, cuyos múltiples tropiezos exacerbaron las preocupaciones de los demócratas sobre su edad y estimularon su salida de la carrera.

El martes por la noche, Trump limitó sus ataques personales a Harris, dirigiéndose principalmente a sus políticas. Pero siguió atacando a Biden, lo que llevó a Harris a subrayar que ahora era ella su oponente.

“No se está enfrentando a Joe Biden, se enfrenta a mí”, dijo Harris. La Vicepresidenta trató repetidamente de provocar a Trump.

Harris sacó a colación el tema de los mítines, un asunto delicado para el expresentador de “realities” televisivos, y Trump mordió el anzuelo, sugiriendo falsamente que ella pagaba a la gente para que asistiera a sus actos políticos.

“Está claro que (ella) le está provocando intencionadamente. (Trump) es incapaz de controlarse. Se puede ver cuando ella suelta algo y él entra al juego y se desquicia por asuntos ridículos”, dijo Adrianne Shropshire, directora ejecutiva de BlackPAC, un comité de acción política de izquierdas que se centra en la movilización y el compromiso de los votantes negros.

Al final del debate, ambos candidatos, vestidos con trajes oscuros e insignias con la bandera estadounidense, salieron del escenario. No volvieron a darse la mano.