EL MEMORIOSO DEL ROCK

PERFILES E HISTORIAS
Publicación: 5 de Febrero de 2012

María Luisa Medellín

“Janis Joplin comenzaba su carrera como solista presentándose en San Francisco, en diciembre del 68. Se había salido de su banda Big Brother and the Holding Company, en la que estaba desde 1966.

“Pero dos años fueron suficientes para que debutara por cuenta propia y siguiera su breve, pero efectiva trayectoria que se consolidó en Woodstock, donde fue la gran sensación… ‘Piece of my Heart’ es uno de sus cóvers, y aquí en la 91X, La Experiencia, te lo presentamos”.

Como boomerang, la voz entusiasta de Hipólito Álvarez Guajardo, mejor conocido como Polo, lanza fechas y antecedentes tras el micrófono, en su programa Sincronías.

Quienes pasan por la avenida Madero, desde donde lo ven a través del ventanal de la cabina en la que se encuentra, le saludan de lejos con la mano en alto o levantando el pulgar.

Cumplió 68 años en julio, pero es difícil calcular su edad. Esta mañana lleva jeans, zapatos cómodos, camiseta negra de Pink Floyd y una chaqueta de mezclilla que hace años le obsequió Jon Bon Jovi cuando fue a entrevistarlo a Miami.

A Polo lo había atacado una gripa endemoniada y se puso una chamarra que promocionaba un sello disquero distinto al del rockero.

“Me acuerdo que Bon Jovi me dijo fingiendo enfado: ‘¡You got the wrong jacket!’ (traes la chaqueta equivocada), y a través de su personal me hizo llegar una de su gira”.

De cejas pobladas y ojos café tras unos lentes rectangulares, Polo cuenta que desde pequeño anhelaba ser operador de audio y programar una estación con música en inglés.

No le agradaba su voz, por eso su faceta de locutor fue tardía, así como su ingreso a la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UDEM, ya que de joven estudió un par de semestres de ingeniería mecánica, pero no era lo suyo.

Hijo de Julián Álvarez Castl y Antonia Guajardo, y primogénito entre cuatro hermanos, dice que de niño era juguetón y creativo.

A los 8 años intentó armar una “radiofusora” con dos botes unidos por una cuerda. Él hablaba a través de uno y su primo escuchaba al otro extremo.

“Pero se aburrió, apenas me oía. Después traté de conectarme a un radio de mi casa y usando unos alambritos quise utilizar la bocina como micrófono, teniendo como público a mi hermana Antonieta, pero me dio tremendo toque, y ahí terminaron mis experimentos”.

A Polo le encantaba la música, gracias a que su vecina Cuquita Flores, taquillera de los cines Rex y Elizondo, lo llevaba a ver cintas musicales, como “El Mago de Oz”, “Cantando Bajo la Lluvia”, “Música y Lágrimas: La Vida de Glenn Miller” y otras de las Andrews Sisters y Doris Day.

Tendría 16 años cuando en su casa estrenaron un radio Philips grande, de mucha potencia, y él empezó a sintonizar estaciones norteamericanas pasada la medianoche, cuando salían del aire las de Monterrey.

Con tal de saborear un rock que lo deslumbraba-porque él había crecido con los tríos, Pedro Infante, Jorge Negrete y Libertad Lamarque-, no le importaba desvelarse, aunque debía levantarse a las seis y media para ir a la prepa.

“Aquí apenas insertaban un rock cada hora, pero así escuché a Little Richard, Chuck Berry, Elvis Presley y The Everly Brothers”, narra este hombre de cabello entrecano, maestro de locución y producción.

En ese tiempo inició una colección que ya sobrepasa los 7 mil LPs y 4 mil CDs.

Tiene acaparadas dos habitaciones de su casa con esos discos, tornamesas, revistas, fotos y su archivo histórico musical.

Nellyda, su esposa desde hace 45 años, confiesa que a veces le dan ganas de tirar las cosas, porque ocupan mucho espacio, pero se arrepiente por el cariño con el que Polo ha recopilado “sus tesoros”.

Él recuerda que sus primeros discos de vinil con portada le costaban 15 pesos.

“Me fui relacionando con tiendas que los importaban. También les escribía a mis primos de Houston y San Antonio para que me mandaran varios o me los trajeran, y a veces iba a los bailes del Panamericano, por La Purísima, y me ponía cerca de los discos para robarme alguno”, confiesa con cierta pena.

A finales de 1963, Polo escuchaba la XERG. El locutor era Héctor Benavides, con “Dos en Concurso”, donde competían la versión en español e inglés de un tema, pero muy seguido repetían las canciones.

Polo le llamó, le comentó sobre su colección y aquél le preguntó si podía facilitarle el material.

“Estuve seis meses prestando discos y como al operador no le gustaba la música en inglés, me dejaba moverle a la consola y, de repente, me ofrecieron quedarme de operador. Estuve hasta el 67, cuando me fui de programador a la XEIZ”.

Fiel a su estilo, Polo apunta que en el 65 Monterrey tenía 600 mil habitantes y las estaciones combinaban todo tipo de música.

“Luego de los Teen Tops, venía Rocío Dúrcal, Vianey Valdez y Rolling Stones, para seguir con Carmen Rivero y “La Pollera Colorá”.

“A mí me regañaban porque me saltaba a Rocío y ponía dos veces a Vianey, pero prefería el rock, aunque debía darle gusto a todos”.

Desde entonces, él se interesó por saber más sobre los cantantes y los temas de rock and roll, soul y rhythm and blues, y en los 70, del heavy metal.

Hojeaba revistas en Sanborns o las compraba, y se ponía al corriente con sus primos de Estados Unidos para compartir luego la información con el staff de locutores, quienes hacían los comentarios al aire.

“En diciembre de 1970 me llamaron de nuevo de la XERG. Querían que a partir de las seis de la tarde del día 12 la estación entrara con pura música en inglés, lo que yo siempre había soñado.

“No dormí la noche anterior seleccionando temas y haciendo la programación. La primera pieza fue una de los Beatles. Monterrey, por cierto, tenía un millón de habitantes”.

Sin embargo, Polo tuvo problemas con los directivos por incluir a Jimi Hendrix, Yes y The Doors, muy ‘intensos’ para ese tiempo.

“A mis amigos les encantaba, pero bajó el rating y dejé esas rolas para programas nocturnos. Todavía me encuentro señores que me dicen que gracias a eso conocieron a Frank Zappa, Deep Purple, Black Sabbath y Led Zeppelin”.

Para mantener viva esa música, los viernes en la noche Polo conduce Rock and Roll Fantasy, junto a Antonio Guerrero Hilton por la 91.7 de FM.

“Incluyo ahí elementos del inicio del rock and roll, del blues y sus raíces; estudios e investigaciones que he hecho a través de los años”.

Guerrero Hilton comenta que Polo es un conocedor y apasionado de la música, una enciclopedia en el tema. Alegre y generoso en lo personal.

“Creo que tardó en dedicarse a la locución porque tenía un staff de voces muy buenas, como Leonardo y Enrique González, Lacho Pedraza y Adrián Peña, a quienes dirigía, pero qué bueno que se decidió”.

Polo trae ahora a la memoria que cuando fue a Hannover, Alemania, a entrevistar a Scorpions: el vocalista Klaus Meine se molestó porque él comentó que habían entrado tarde a la onda de combinar una sinfónica con heavy metal o rock.

Sin embargo, el ambiente se aligeró conforme Klaus le explicó lo importante que esto era para ellos, aunque estuvieran atrasados en esa tendencia.

La idea de su actual programa matutino, Sincronías -donde los radioescuchas dan su fecha de nacimiento y Polo incluye la canción que hacía historia en ese momento-, surgió por una antigua casualidad.

“Yo era director de programación de Stereo 99, XERG y Stereo Classic. No tenía asistente, pero ese día (16 de agosto de 1977) me asignaron una y le pedí colocar los discos por orden alfabético, divididos en hombres, mujeres y grupos.

“Así, le dije, si alguno muere será fácil localizar su música. En eso entra el flash de que habían encontrado muerto a Elvis y tenía yo en la mano un disco suyo. Corrí a la cabina y lo pusieron, pero se me quedó muy grabado esto de las sincronías. Desde entonces me interesé en los estudios de Carl Jung y Deepak Chopra, al respecto”.

Se escucha el ring tone de la canción “I Was Made for Lovin’ You”, de Kiss. Polo contesta la llamada y luego comparte que quien lo animó a hablar frente al micrófono a principios de los 80 fue Ricky Luis (aquel locutor que cantaba “Tengo un Mes con el Mismo Pantalón”).

“Me decía: ‘Por qué no dice usted los datos que nos pasa, si es el que sabe’ y, bueno, lo hice”.

Polo también es locutor en Frecuencia Tec. Ha realizado o participado en programas de videos musicales para la televisión, como RGTV, TV Rock, Museo del Rock y Los Inoxidables. Trabajó en radiodifusoras de la Ciudad de México y fue gerente de producción internacional de una compañía discográfica.

Su hermano Javier cuenta que cuando trabajaba con él en televisión ponía en aprietos al equipo, porque es obsesivo y, a la vez, sabe contagiar sus ideas.

“Producir un comentario de minuto y medio nos llevaba tres horas, porque quería ilustrar con todo tipo de apoyos visuales, y en los 80 era una tarea muy complicada. Lo veíamos y decíamos: ‘A ver qué se le ocurre’, pero el producto final era excelente.

“Él sembró en mí y en mis hermanos el gusto por la música. Hacía tardes de complacencias con los amigos y la familia, y ahora sus tres nietos lo siguen mucho. Les hace bromas y graba sus voces”.

Polo ha cubierto conciertos en el país y el extranjero, además de entrevistar a grupos como Queen, Kiss y Kansas.

Se acuerda que después de charlar con Gene Simmons y los otros integrantes de Kiss, alguien borró accidentalmente parte del material, pero quedó suficiente para descubrir el lado bromista y llamativo de sus personalidades.

Algo distinto pasó con Freddie Mercury, el legendario vocalista de Queen. Él se mostró parco y sólo sonrió cuando Polo le preguntó si se sentía mejor ante grandes audiencias o en eventos más íntimos.

“Me gusta más todo lo grande, en cualquier aspecto”, respondió.

Esa noche del 9 de octubre de 1981, Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon habían recetado sus éxitos ante 40 mil fanáticos en el Estadio Universitario.

“Cuando intentaron salir, los detuvieron un rato, porque se había caído una tarima de acceso al estadio”.

Luego se daría a conocer un saldo de 50 heridos, ninguno de gravedad.

“La vida de Polo es la música”, afirma su esposa. “Tiene una memoria privilegiada para los datos, pero olvida fechas significativas de la familia.

“Si vamos a una fiesta le gusta hacerla de DJ, pero no bailar. A veces es explosivo, pero su misma nobleza lo hace recapacitar”.

El dolor más grande en su vida fue la pérdida de su hijo Polito, a los ocho años, por un problema cardiaco de nacimiento, suceso que inspiró la canción “Polito, Polito”, de Juan Carlos Abara, “El Duende Bubulín”; y una de sus mayores alegrías, los tres nietos que trajo al mundo su hija Nellyda.

César González, amigo de Polo, y a quien conoció como radioescucha, lo describe ordenado y con sentido del humor.

“Le fascinan los aviones de las guerras mundiales. En su computadora tiene un simulador de vuelo”.

En cuanto a sus programas, dice, son diferentes y llaman a la nostalgia.

“Te da información y anécdotas, te sitúa en acontecimientos que ocurrían en otras partes del mundo o que te hacen recordar al Monterrey antiguo, el del Cine Elizondo, la plaza de La Purísima, y eso a muchos nos transporta”.

Uno de los planes de Polo es publicar un libro con sus experiencias en radio, entreveradas con sucesos de la ciudad y el mundo, entre 1950 a 1990.

Mientras tanto seguirá frente al micrófono, demostrando que el rock no tiene edad y cautivando con él a nuevas generaciones.