Este vehículo no recorre los circuitos de los Grandes Premios de la Fórmula 1 para ganar, los surca a alta velocidad para velar por la seguridad de los pilotos.

El safety car, ese coche deportivo equipado con torretas que ingresa al circuito sólo en caso de un accidente o que las condiciones meteorológicas pongan en riesgo a los participantes, es ya un elemento emblemático de las competencias. Pero no siempre fue así.

Si bien el máximo certamen del automovilismo se corre desde 1950, fue hasta el Gran Premio de Canadá de 1973 que un Porsche ingresó al circuito para ubicarse al frente de los monoplaza.

Para aquel momento, el pace car ya era una medida de seguridad implementada en otras categorías del deporte motor; por ejemplo, en las 500 Millas de Indianápolis, desde 1911, un vehículo entraba a la pista al haber bandera amarilla y así dirigir al líder de la carrera y reducir la velocidad de los autos.

El Porsche que intervino aquel día, cuando se corría la vuelta 33 en el Mosport Park de Canadá, se trataba de un 914 color amarillo girasol que había sido adquirido por el mismísimo presidente y director de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, quien, según cuenta la leyenda, desembolsó dinero de su bolsillo para la compra del deportivo.

La medida buscaba reducir los accidentes que ya habían marcado aquella temporada de la Fórmula 1.

Y el elegido para salir a marcarle el ritmo a los monoplazas, que por entonces eran ya capaces de alcanzar 290 kilómetros por hora, era este vehículo tipo targa al que se le habían montado banderas amarillas y cuya conducción había sido encomendada al piloto canadiense Eppie Wietzes.

Tras una colisión entre dos participantes, el 914, con 109 caballos de potencia entregados por el motor boxer de seis cilindros, ingresó a la pista; y no fueron sus capacidades dinámicas las que le complicaron el trabajo, pero sí la logística del evento.

Porque sin protocolos muy claros para los pilotos y el conductor del safety car, el caos se apoderó del asfalto. El auto de seguridad nunca logró ubicarse por delante del líder, Jackie Stewart; en cambio, dejó pasar a otros de los competidores quienes terminaron aventajando una vuelta.

Para cuando el Porsche regresó al pit lane, el daño ya estaba hecho. Al final de la carrera, no quedaba claro quién había sido el ganador y la polémica se extendió por semanas.

Tras la debacle, fue necesario esperar hasta 1993 para que se oficializara el uso del pace car en la Fórmula 1. Al 914, le sucederían un Ford Escort, un Vauxhall Vectra 4×4 y la era Mercedes, con los AMG GT-R que, para la temporada 2021, se intercalarán, con un Aston Martin Vantage.

Todos ellos, herederos de la tradición inaugurada por el Porsche 914 amarillo que corrió en Canadá.