En compañía de su familia y miembros de la UNAM, María Eugenia González celebró el 50 aniversario del Restaurante Allende, el cual fundó a petición de los clientes de la librería de su papá, en 1973.
“Empezó como un cafecito, en el tiempo en el que la Ciudad recibió a muchos intelectuales sudamericanos que llegaron como refugiados, la mayoría era argentino, uruguayo y chileno, entonces me pedían churrasquitos”, recordó María Eugenia González.
Ubicado afuera de Ciudad Universitaria, en Copilco, el Restaurante Allende fue creciendo hasta convertirse en un refugio culinario y de diálogo para la comunidad de la máxima casa de estudios de México, siendo el favorito de líderes sindicales, políticos y académicos.
“Es medio siglo de un lugar que significa mucho para varias personas, más allá de su comida; es un espacio en donde a lo largo de los años, escritores, estudiantes y maestros se han sentado a celebrar o conocerse”, dijo Helen Berg, hija de la fundadora María Eugenia González.
Es un orgullo muy grande cumplir 50 años, porque esto se formó de la nada y, ahora, tenemos más restaurantes; la UNAM ha sido nuestro motor”.
Con una licenciatura por el ITAM en Administración, un curso de gastronomía en la Universidad Anáhuac y diplomados en el Claustro de Sor Juana, hace 20 años la chef Mariana Berg tomó la dirección de la firma del Restaurante Allende y creó Grupo Culinario Allende.
“Creé varias marcas, todas representadas y dirigidas por mí, que abarcan diferentes tipos de comida: regional mexicana, internacional, argentina y cafeterías en la Universidad”, explicó.
Cuando algo se crea del corazón, con esfuerzo y dedicación, se refleja y genera frutos; esto más que un negocio, es un lugar de oportunidades y sueños”.
Durante el coctel y la develación de la placa por el 50 aniversario, los asistentes recordaron a las personalidades de la vida nacional que fueron clientes del Restaurante Allende.
“De aquí surgieron muchas ideas para conmemorar hechos o manifestarse, así como borracheras y fiestas”, compartió Mercedes Perelló, hermana del activista Marcelino Perelló, “el trato ha sido tan amoroso y fraternal, que es parte de nosotros”.
Siento un honor que grandes personalidades de la vida académica y política del País sean nuestros clientes, agradezco su lealtad hacia nosotros”.