Mienten sobre dónde y con quién han estado 

Dado que es penoso reconocer que se ha hecho algo indebido, los jóvenes te van a mentir para que no sospeches nada. Confirma a través de terceros sobre los sitios y las amistades que frecuenta.

Se muestran distantes y escabullen misteriosamente 

Si tu hijo ha sido introspectivo toda la vida, no hay razón para alertarse del todo; pero si, además, sus salidas comienzan a ser misteriosas y no dicen a dónde van o con quién estarán, cuidado. 

También es probable que se aísle y pase mucho tiempo en su cuarto.

Traen más dinero

Si notas que tiene más dinero del que tú le das o del que puede obtener en algún trabajo, es hora de preguntar de dónde lo está sacando. Las redes sociales te pueden ayudar, pues hay quienes presumen en ellas sus adquisiciones, incluso armas y dinero.

Cambios bruscos en la conducta

El consumo de drogas puede cambiar la personalidad de las personas. El “crystal”, por ejemplo, inhibe el sueño y hambre, lo que deriva en la pérdida de peso. También hay quienes se tornan violentos, desafiantes o desobedientes.

Aparecen o desaparecen objetos en la casa

Al aumentar la necesidad de consumir droga se vuelve imperante hacerse de dinero.  Los primeros en “sufrir” las consecuencias son los objetos de la casa, que son robados para conseguir algunos pesos. Luego vienen robos cada vez más cuantiosos o a personas ajenas.

También es posible que suceda lo contrario. Si de pronto tu hijo comienza a hacerse de cosas caras y que no coinciden con sus ingresos, es momento de investigar.

Recomendaciones

  • Ensancha los canales de comunicación.
  • Acércate a su rutina.
  • Hazle preguntas directas: qué te está pasando…
  • Pierde el miedo a acercarte a él o ella.
  • No le impongas las cosas; mejor explícale por qué le pones límites.