La Historia detrás del corrido: Chito Cano

De Reynosa a Matamoros
de Monterrey a Laredo
anden con mucho cuidado
agentes y pistoleros,
todavía soy Chito Cano
y todavía no me muero…

Así va una parte del Corrido de Chito Cano y así mero sucedió, pues tuvieron que pasar casi 40 años para que este personaje dejara esta vida.
Tenía fama de contrabandista y tenía decenas de enemigos, por eso aquella mañana del 25 octubre de 1971, Rodrigo Ángel Cano Rodríguez, mejor conocido como Chito Cano, al ser emboscado y herido a balazos fue noticia en toda la región de Tamaulipas y Nuevo León.
Por eso esta noticia quedó grabada en periódicos de aquel año, pero también en varios corridos, el más popular sin duda es el cantado por Ramón Ayala y sus Bravos del Norte.

De acuerdo con archivos periodísticos de aquella época, así anunciaron el ataque:
“Hieren en Reynosa a Chito Cano, célebre delincuente”.
Y si bien se adjudica la composición a Covarrubias Guerra Santos, quienes remarcan en una estrofa “no se sabe quién sería”, hay notas periodísticas que detallaron: “Se sospecha del contrabandista regiomontano Juan González”.
Chito Cano fue un hombre duro y con fama de contrabandista, a lo largo de su vida fue implicado en varios delitos, pero al igual que su hermano Servando Cano fueron muy respetados en el ambiente grupero, ya que ambos hicieron época como organizadores de bailes y promotores de agrupaciones musicales.
Se le han compuesto al menos 8 corridos, pero quizá el más famoso es el cantado por Ramón Ayala, ya que relata el momento en que fue atacado a balazos y de cómo sobrevivió a ese ataque.

Aún después de caído
tuvo la fuerza de hablar:
no corran no sean cobardes
acábenme de matar.

Quien sabe si les dijo eso Chito Cano a sus agresores, lo que sí relatan las crónicas periodísticas de esa época, es que sus atacadores no lo remataron.
“Al parecer, los agresores creyendo haber dado muerte a Cano huyeron sin rematarlo”, detalla la nota del hecho.
Lo que sí hizo Chito Cano, fue intentar contestar la agresión, pues de acuerdo con la policía que dio la información ese día, el hombre no pudo dispararles a sus agresores.
“Al sentirse herido, y ya en el suelo, sacó su propia arma, pero no pudo accionarla al debilitarse rápidamente dada la gravedad de la lesión”, relata el reportero que cubrió el ataque.
Tras sobrevivir a este ataque, Chito Cano se convirtió por 40 años en una leyenda.

En una entrevista, su hermano Servando lo describió como un hombre fuerte y valiente y nada lo vencía, a pesar de estar de por vida en una silla de ruedas.
Chito Cano fue considerado el último de los más famosos pistoleros, de hecho todavía en el año de 1983, apareció en notas policiacas, cuando agentes federales lo privaron de la libertad a él y a su esposa y trataron de inculparlos por varios delitos.

De hecho esos mismos agentes lo extorsionaron con varios millones de pesos.

A lo largo de su vida Cano Rodríguez vivió en La Laguna y Gómez Palacios, se dedicó a organizar bailes y conciertos de música norteña, pero siempre en la mente de la gente quedó aquella imagen de que era un pistolero.

Cuando ya no podía seguir laborando se vino a radicar a Monterrey en donde pasó sus últimos años.El 7 de Octubre del 2010 por causas naturales falleció Cano Rodríguez.

Ese día su hermano Servando destacó la figura de su hermano Chito, a quien ni la enfermedad ni las adversidades lo vencieron.

“A pesar de estar como estaba no se doblegaba. Siempre buscó salir adelante con su enfermedad, porque tú sabes que estaba inválido por unos balazos que le dieron. Él trabajó mucho, se dedicó al trabajo, pero llegó el momento en que ya no podía”. dijo Servando en su funeral.

El corrido de Chito Cano:

Año del setenta y uno
el mes de octubre corría,
en Reynosa, Tamaulipas
al despuntar nuevo día,
hirieron a Chito Cano
no se sabe quién sería

Que bonitos son los hombres
no se les puede negar,
aún después de caído
tuvo la fuerza de hablar:
‘no corran, no sean cobardes,
acábenme de matar’.

Con un balazo en la espalda
él todavía se reía:
‘no los creía tan cobardes,
hampones o policías
me pegaron por la espalda,
de frente no se podía’.

Se presentó Chon García
a hablar con la judicial,
para que maten a Chito
trabajo les ha de dar,
nomas sálganle al camino
sombreros han de sobrar.

De Reynosa a Matamoros
de Monterrey a Laredo,
anden con mucho cuidado
agentes y pistoleros,
todavía soy Chito Cano
y todavía no me muero

Ya con esta me despido
sin agravios ni rencores,
lo que se presta se paga
tengan presente señores,
si al cielo avientas la daga
va en busca de los traidores.