Lo que comenzó como un pasatiempo ligado a la afición del anime (dibujos animados), los cómics (historietas) y los videojuegos, hoy es una actividad redituable para varias personas que se lucen con su creatividad y destreza.
Se trata del cosplay, que consiste en disfrazarse e interpretar a un personaje, principalmente en eventos de anime, de manga (cómics o historietas), videojuegos, películas, series y juegos de mesa. Y en esa actividad han encontrado ingresos tanto los cosplayers como los creadores de vestuarios y props (accesorios).
Por ejemplo, en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), el cosplay se da en eventos como Vive la ConCo 2025, el Telcel Gamergy, Talent Land, entre muchos otros.
Evolucionan y generan ingresos

Para Christian González, cosplayer con más de 16 años de experiencia, la entrada las competencias de cosplay competitivo fue el primer indicio de que esa actividad podía ser más que un simple hobby.
“Mi primer acercamiento a verlo como algo redituable fue cuando una amiga me invitó a competir en un concurso. Gané y ahí me di cuenta de que podía alimentar mi espíritu artístico y, al mismo tiempo, generar ingresos”, compartió.
El cosplay competitivo no solo ofrece premios en efectivo, sino también exposición, que puede derivar en invitaciones pagadas a eventos.
“Cuando gané el World Cosplay en México comencé a recibir ofertas para asistir como invitado a eventos. Hoy puedo cobrar honorarios y viáticos”, explicó Christian.
Aclaró que no ha dejado su empleo formal como paramédico, pues considera al cosplay como un ingreso complementario.
Un cosplayer puede llegar a generar ingresos de 2 mil a 10 mil pesos por fin de semana en eventos, dependiendo de su trayectoria.
Algunos competidores han obtenido premios de hasta 300 mil pesos, mientras que la venta de fotografías, autógrafos y mercancía del cosplayer puede generar ganancias adicionales de hasta 10 mil de pesos por evento.

Lorena Salazar, con 19 años en el mundo del cosplay, inició este camino impulsada por su amor a los videojuegos y el diseño de modas.
Explicó que cuando comenzó en el cosplay no era visto como algo por lo que se pudiera cobrar. Se asumía que era solo un pasatiempo.
Pero la industria evolucionó y, gracias a la insistencia de algunos cosplayers, el público y los organizadores comenzaron a reconocer el valor del trabajo involucrado.
“Antes nos conformábamos con que nos invitaran a eventos y nos cubrieran los viáticos, pero hoy en día sabemos que nuestro trabajo tiene un valor y debe ser reconocido”, añadió Lorena.
“Nuestro trabajo no es solo posar con un traje bonito, sino que implica un esfuerzo enorme en la confección, en la caracterización y en la representación del personaje. Es un arte que requiere de muchas habilidades: costura, pintura, maquillaje y hasta actuación en algunos casos”.
Christian coincidió en que la percepción que la gente tiene del cosplay ha cambiado.
“Te decían que esto era una pérdida de tiempo. Ahora, cuando ven que viajamos, competimos y generamos ingresos, lo empiezan a respetar”, afirmó Christian.
Redes sociales han sido clave

El crecimiento del cosplay como una actividad redituable ha sido impulsado, en gran medida, a través de las redes sociales.
“Hoy en día, el 90 por ciento de los casos de éxito en cosplay es gracias a la exposición en redes”, señaló el cosplayer Christian González.
“Hoy en día somos tantos que destacar es difícil”.
Anteriormente, los cosplayers dependían de las competencias para darse a conocer, pero ahora, tener presencia en plataformas digitales puede traducirse en patrocinios y ventas directas sin un evento de por medio.
“Ya no es necesario ni siquiera asistir a eventos para ser reconocido”, mencionó Lorena Salazar, con 19 años de trayectoria en cosplay.
Sin embargo, el auge de las redes ha traído consigo un mercado más competitivo.
La clave, según Lorena, radica en ofrecer un diferenciador. Por ejemplo, ella no solo hace sus propios trajes, sino que les agrega elementos de diseño que reflejen su propia interpretación del personaje.
“Lo que a mí me ha funcionado es tener un diferenciador y mi diferencia es que yo hago totalmente todos mis trajes”, dijo Lorena.
“Ya yo no hago trabajos para que se vean exactamente igual al personaje, sino que como diseñadora de modas le pongo más diseño o lo hago más a la percepción que yo tengo del personaje”.
Es el vestuario otro negocio

El cosplay también es redituable para quienes se han especializado en desarrollar el vestuario y los props (accesorios) que utilizan los cosplayers.
“Para alguien que empieza (como cosplayer), un traje puede tener una inversión inicial moderada, mientras que un cosplayer profesional puede requerir una mayor cantidad para desarrollar un solo proyecto”, explicó Lorena Salazar, que ha hecho cosplay los últimos 19 años.
Los creadores de props y vestuario establecen precios que van desde los 3 mil hasta los 35 mil pesos por accesorio, dependiendo de la complejidad del trabajo.
Luis Alonso Martínez Caro, con 7 años dedicándose al cosplay, desarrollo de utilería y efectos especiales, señaló que rango de inversión necesario para desarrollar props es muy amplio, ya que se puede empezar con herramientas básicas y materiales asequibles, pero para destacar, puede ser significativa la inversión en equipo especializado como impresoras 3D, entre otras cosas.
“Cada pieza (prop y vestuario) implica investigación, materiales específicos y muchas horas de labor”, explicó.
“Si está muy bien hecha (una pieza) y que sea un trabajo muy bueno, yo creo que de un rango de 3 mil a 10 mil pesos. Obviamente es un rango bastante amplio, dependiendo la complejidad”, indicó Luis Alonso.
Y hay trabajos que pueden requerir varios props, de modo que el vestuario completo de un personaje puede implicar una inversión de hasta 35 mil pesos.
De origen nipón

- El término cosplay surge de la combinación de las palabras en inglés “costume” (disfraz) y “play” (interpretar), y sus raíces son japonesas.
- Aunque hubo antecedentes en EU en los años 30, el cosplay moderno nació en Japón en los años 70.
- Los primeros cosplayers surgieron en eventos como el Comiket, de Tokio, especializado en historietas.
- La práctica se popularizó globalmente con el auge del anime (dibujo animado) y manga (cómic o historieta) en los años 90.
- La transmisión de anime en TV durante los años 70 y 80 despertó el interés por la cultura japonesa en México.
- En los años 90, el cosplay comenzó a ganar popularidad en convenciones de cómics y anime.
- La Feria de la Historieta, en 1993, y Conque, en 1994, fueron los primeros eventos con cosplayers en México.
Información: Roberto Jiménez
Fotos: Cortesía
Síguenos en X: @muralcom