
Conquista el campo
Alfonso tenía alrededor de 3 añitos de edad cuando empezó a acompañar a su papá, Andrés Álvarez, en sus idas al club de golf, y fue así como nació su gusto por este deporte.
“(Cuando estoy en el campo) me emociono y me divierto con el reto de la jugada”, confiesa este tapatío que actualmente tiene 10 años y cursa el quinto grado de primaria.
Para desarrollar su afición, Alfonso asiste a clínicas todos los martes y jueves, practica en plataforma dos días a la semana, y sale a jugar al campo una vez cada siete días.

Su esfuerzo ya ha rendido frutos, pues, entre otros campeonatos y torneos, ha participado en la Gira de Golf Amateur de Occidente (GADO), y en 2023 quedó en la tercera posición del US Kids Golf Local Tour.
“Mi objetivo es ir a Interzonas en el 2026”, comparte Alfonso, y para concretar ese plan debe posicionarse entre los cinco primeros lugares de GADO.
Aunque el espíritu de competencia es una constante en este ámbito, un aspecto muy importante para este chico es pasársela bien y convivir en un entorno feliz: el golf es algo que disfruta genuinamente, por eso no sorprende que, cuando se le pregunta cómo le gustaría festejar este Día del Niño, responda que con sus amigos en el green.
Apoyo total
María José Iturbide es la mamá de Alfonso, y cuando platica sobre la pasión que su hijo siente por el golf, recuerda que desde que estaba muy chiquito le encantaba pegarle a las pelotas con un equipo de juguete.
“(El camino desde que Alfonso practica este deporte) ha sido retador, enriquecedor y satisfactorio”, confiesa.
Un desafío en particular que ella ha enfrentado es el de aprender cómo acompañarlo mientras se convierte en golfista, pues, según explica, se trata de un deporte que requiere de mucha inteligencia emocional y fuerza mental.

Afortunadamente, tal actividad también ha traído consigo muchos beneficios que hacen que todos los sacrificios valgan la pena.
“(Alfonso ha tenido que) desarrollar autoconocimiento porque ha tenido que aprender a reconocer sus debilidades y fortalezas, manejar la frustración, trabajar por objetivos, hacer nuevos amigos, sentir la satisfacción como fruto de su esfuerzo, y algo muy importante, la disciplina”, detalla María José.
Por supuesto, esta tapatía se siente muy orgullosa de su hijo, y ama la forma en que él y su esposo pasan tiempo de calidad juntos, aprendiendo uno del otro y creando recuerdos.
“El bienestar físico y emocional que trae practicar un deporte lo considero clave en su desarrollo”, concluye María José.










A la fecha, este joven tapatío tiene 11 años de edad, cursa el quinto grado de primaria, y, según explica, no tiene una rutina fija de entrenamiento: va a clases de golf dos veces por semana, y el resto de los días los dedica a practicar.
A veces se reúne con sus amigos en el campo durante los fines de semana, pero suele pasar los domingos jugando con su abuelo, y de cuando en cuando con otros familiares.
En cuanto al Día del Niño, Diego comparte que lo que más le emociona de esa fecha es festejarla en su escuela, porque ponen brincolines de agua.
Tradición familiar
Cuando se le pregunta a Diego cuándo empezó su afición deportiva, responde que desde que tenía 4 años de edad.
“(Me gusta) porque está padre y desde pequeño me inspiré en el golf”, comparte, para luego añadir que se siente feliz y divertido al jugarlo.
Miguel Durán, su abuelo, fue quien empezó a llevarlo al campo, y al cabo de poco tiempo ya estaba tomando clases y compitiendo en la Categoría 5 Años y Menores de la Gira GADO.
Desde entonces ha participado en varios torneos organizados por el Guadalajara Country Club, donde se ha colocado entre las tres primeras posiciones; se ha coronado campeón de la Gira GADO en múltiples ocasiones, y ha participado en ediciones del Campeonato Nacional Interzonas Lorena Ochoa.

A la fecha, este joven tapatío tiene 11 años de edad, cursa el quinto grado de primaria, y, según explica, no tiene una rutina fija de entrenamiento: va a clases de golf dos veces por semana, y el resto de los días los dedica a practicar.
A veces se reúne con sus amigos en el campo durante los fines de semana, pero suele pasar los domingos jugando con su abuelo, y de cuando en cuando con otros familiares.
En cuanto al Día del Niño, Diego comparte que lo que más le emociona de esa fecha es festejarla en su escuela, porque ponen brincolines de agua.
El mejor equipo
A Karina Durán, mamá de Diego, le da mucho gusto ver cómo su hijo disfruta el golf, pero confiesa que también han tenido que enfrentar varios retos, como el de mantener un equilibrio entre la competencia y la diversión, y el de ajustar la logística familiar, ya que la práctica y los torneos requieren mucho tiempo.

Afortunadamente, los beneficios de este deporte sobrepasan por mucho a las dificultades, ya que, entre otras cualidades, ayuda a mejorar la concentración, implica pasar mucho tiempo al aire libre, y fomenta la disciplina, la paciencia y el respeto.
“Si les gusta (el golf), los niños van motivados, se divierten y disfrutan practicarlo. Adquieren muchas habilidades con facilidad porque están contentos practicándolo”, explica Karina.
“Es importante que no se nos olvide que son niños, y aunque hagan un deporte ya en competencia, siempre hay que tener presente que lo principal es que el niño se divierta”.






Información: Carolina Herrera. Fotos: Rodolfo Lasso y cortesía.