El 26 de mayo de 2013, el #TodoEsCulpaDeLayún adquirió por fin un significado positivo.

Felices 33, Layún

Miguel Ángel Layún cumple 33 años este viernes 25 de junio y ya tuvo su regalo por adelantado: regresar al América.

El futbolista luce como uno de los más alegres durante los entrenamientos en el Nido. Las Águilas son el equipo de sus amores, pero el romance no siempre fue tan intenso.

Acompaña a CANCHA a repasar los momentos que han convertido a Layún en un jugador con dos Mundiales a cuestas.

1. De cuando hasta a la psicóloga fue a dar

El #TodoEsCulpaDeLayún fue un movimiento tan negativo que Miguel Layún entendió que requería apoyo psicológico.

Fue la época en la que en Coapa hasta los automóviles se estrellaban en la barda del Nido, en la peligrosa curva de la avenida Prolongación División del Norte. Bueno, de ese tipo de episodios culpaban a Layún. Si algún jugador se lesionaba también era su culpa. Si un futbolista fallaba a un metro de la portería, por increíble que parezca, la gente arremetía contra el nacido en Córdoba, Veracruz. Si llovía o si hacía mucho calor también era culpa de Layún.

Miguel acudió con Claudia Rivas, la hija de quien fuera el pionero en psicología deportiva en México, Octavio Rivas. La especialista narra el proceso que siguió para que el futbolista le diera la vuelta a una situación tan nociva. Una vez, al americanista se le ponchó una llanta en carretera y lanzó un #TodoEsCulpaDeLayún, tras lo cual estalló en una carcajada liberadora. Había dado el gran salto, el más difícil.

 

2. La Final de su vida…

Miguel pasó de ser la burla en el América a un jugador confiable, pero que aún no tenía una prueba de fuego para demostrar su crecimiento mental y futbolístico.

La noche del 26 de mayo de 2013 es inolvidable para cualquiera que se diga americanista. Las Águilas, pese a tener un expulsado casi desde el inicio del partido, empataron contra Cruz Azul pese a la desventaja de dos goles y forzaron a la prórroga y, después, a los penales.

En la tanda, Miguel tuvo la responsabilidad del disparo del título, sobre una cancha blanda debido a la constante lluvia. Hoy hasta hay un cántico que dice “Aquivaldo lo empezó, el portero lo empató y Layún con un penal nos coronó”. 

3. Brilla en el Comando Águila

Ese título fue básico para que eligieran a Miguel Herrera como el “bombero” de la Selección Mexicana, que gracias a un milagro clasificó al Repechaje contra Nueva Zelanda.

El “Piojo” prescindió de los llamados “europeos”. Apostó por una base con jugadores azulcremas, entre los cuales destacó Layún.

El futbolista hizo una dupla magnífica con uno de los pocos refuerzos de otros equipos, como Oribe Peralta. México despedazó a los neozelandeses y clasificó a la Copa del Mundo.

4. El segundo título y la apuesta en Europa

Tras ganar el título del Apertura 2014, Miguel Layún jugó todas sus cartas al futbol europeo. Apostó por el Watford de la segunda categoría del futbol inglés. El entonces técnico del Tricolor, Miguel Herrera, criticó la decisión del jugador.

El futbolista ya tenía una experiencia fallida en Europa, en el Atalanta con el que jugó en el segundo semestre de 2009.

A Layún le salió la jugada. Su equipo ascendió a la Premier League y él tuvo los minutos suficientes para mostrar su valía como futbolista. El Porto lo contrató en agosto de 2015.

El mexicano se convirtió en uno de los máximos asistidores en la Primeira Liga. Sus dos años y medio en el club le permitieron consolidarse como jugador y dar el salto a equipos como Sevilla o el Villarreal, pero también gozar de la amistad de un histórico como Iker Casillas.

5. El regreso a México y el Tri

A Miguel Layún lo tundieron los americanistas por su decisión de regresar a México para jugar con el Monterrey.
 
Tras ganar el título del Apertura 2019 contra el América, aclaró que nadie del club azulcrema lo buscó.
 
De paso, en una polémica declaración habló de la traición que sufrió en Selección Mexicana, a la cual no lo convocaban desde el escándalo en Nueva York.

Ya Miguel Layún tenía todas las credenciales para que su voz tuviera el eco suficiente. Nada que ver con aquel futbolista al que se le culpaba de todos los males.