Zinedine Zidane embiste a Marco Materazzi en la Final del Mundial 2006 entre Francia e Italia.

El adiós más amargo

Édgar Contreras

@ContrerasCANCHA

Aquel 9 de julio de 2006, la Final entre Italia y Francia marcaría también el adiós de la leyenda Zinedine Zidane.

La única incógnita consistía en si su carrera tendría un cerrojo dorado con la conquista de la segunda Copa del Mundo para él y los galos.

Acaba de cumplir 34 años. El Mundial de Alemania era su último baile. No quiso aferrarse al futbol. Le sobraba calidad, como lo demostró en un torneo en el que se echó a Francia al hombro. En Fase Final, España, Brasil y Portugal mordieron el polvo ante Zizou.

Todo marchaba conforme al guion, hasta aquel cabezazo que unió el relato de Zidane, para siempre, al de Marco Materazzi.

Los hubieras…

Si el partido se hubiera terminado al minuto 7, con su gol, el desenlace de la carrera de Zinedine Zidane sería el más digno de la historia.
 
Zizou llevó a otro nivel la ejecución de un penal a lo Panenka. El balón entró de campana, ante el asombro del también legendario portero Gianluigi Buffon.
 
Ese era el guion perfecto. La impresionante carrera de Zidane lo merecía, pero este deporte suele ser caprichoso.
 

Italia contrarrestó con patadas y marrullería lo que no pudo con futbol.

Ya Marco Materazzi había cometido el penal que tenía contra las cuerdas a su equipo, pero se reivindicó al 18′ con un potente cabezazo, sí, uno menos célebre que el de una hora después.

El técnico Marcelo Lippi mandó a Materazzi a marcar a Zidane. Claro que la intención era sacar de quicio al 10. No había otra forma técnica de competir contra un genio. La única opción era llevarlo al límite, aunque nadie conocía precisamente cuál era ese.

Antes del final del tiempo regular, a Zidane se le dislocó el hombro tras un choque con Fabio Cannavaro. Pidió el cambio. Llegó el descanso por la prórroga y el 10 permaneció al frente de la orquesta gala.

Y si lo hubieran sustituido… 

Zinedine Zidane cobró el penal a lo Panenka con más clase y estilo que su propio inventor, el checoslovaco Antonin Panenka.

Materazzi le vuela los sesos

Pasaron años, 11 en realidad, para que se supiera lo que realmente pasó aquella noche del 9 de julio de 2006.
 
Hubo mil hipótesis. Se decía incluso que había incluso sensibles motivos políticos o religiosos que habían desencadenado la reacción de Zizou.
 
Años después, Materazzi empezó a dar algunas pistas.
 
“Hablé de su hermana, pero no de su madre, como he podido leer en algunos periódicos. Mi madre falleció mientras era un adolescente, nunca me hubiera permitido insultar a la suya”, dijo.
 
¿Exactamente que los llevó a aquel momento del cabezazo?
 
“Tuvimos un contacto en el área. Él marcó el gol de Francia en el primer tiempo y el seleccionador (Marcello Lippi) me pidió que le marcara. Después del primer choque yo le pedí disculpas y él reaccionó mal”.

El insulto clave

En el futbol se dice de todo. En el pasado era hasta común ver a defensas con alfileres para picar al adversario y desconcentrarlo en un tiro de esquina, por ejemplo.

En 2013, Zidane adelantó parte de la versión que tiempo después sostendría Materazzi.

“Él me tiraba de la camiseta y yo le dije que parara y que si la quería que esperara al final del partido.

“Entonces él me dijo palabras muy duras que repitió varias veces, palabras que me afectaron mucho sobre mi hermana y mi madre”, dijo Zizou.

Como ya se estableció, Materazzi niega que haya involucrado a la mamá del francés. Evidentemente, alguien no dice la verdad.

“En el tercer choque le fruncí el ceño y él me dijo: ‘Te daré mi camiseta más tarde’. Yo le respondí que prefería a su hermana antes que su camiseta”, mencionó.

A la fecha, Zidane no se arrepiente de la acción, más allá de que muchos vean dicho episodio como una de las claves para que Francia perdiera la Copa del Mundo.

 

La gloria o el honor

Zinedine Zidane prefirió el honor que la gloria deportiva.

La última estampa de su carrera también lo inmortalizó.

Lo único que no calculó es que, con ese gesto, hizo que el perfectamente olvidable Marco Materazzi pasara también a la posteridad.

Un cabezazo unió sus relatos, para siempre.