Jalisco es, desde noviembre de 2020, primer lugar nacional en personas desaparecidas tras rebasar las 11 mil víctimas y, un año después, está por sumar más de 14 mil desapariciones.

¿Cómo se explica esta crisis de desaparecidos que el Gobierno de Jalisco se niega a reconocer?

Te compartimos las cifras de la Fiscalía que debe buscar a las víctimas y 5 historias que muestran cómo la crisis recae sobre las familias.

El embudo de la justicia

Primero debes saber que la Fiscalía no tiene una carpeta de investigación por las casi 14 mil personas desaparecidas, pues esa cifra dada a conocer por la Comisión Nacional de Búsqueda es la suma de carpetas de la Fiscalía y reportes vía web en plataformas de la federación, así como en la Comisión Estatal de Búsqueda.

Hasta el 31 de agosto de 2021, la Fiscalía tenía registradas 10 mil 962 personas desaparecidas.

Tan solo de 2017 a julio de 2021, la institución había conseguido llevar ante un juez a 559 personas y en ese lapso solo consiguió que 275 fueran vinculadas a proceso, es decir, que el juez vio datos sólidos para encarcelarlos y llevarlos a juicio.

En ese mismo lapso, la institución había conseguido una condena apenas para 8 personas.

Esto significa que miles de familias no saben ni quién ni por qué se llevaron a su pariente, ni conocen su ubicación, o les alargan la incertidumbre, pues sus familiares son hallados muertos, pero les avisan meses o incluso años después.

Estas son 5 historias documentadas por MURAL:

Alejandro Rosales García

Desaparecido el 8 de septiembre de 2020, cuando un comando se lo llevó de un taller de máquinas de tortillería.

Su cuerpo fue rescatado de una fosa en Santa Ana Tepetitlán, Zapopan, e ingresado a la morgue en febrero de 2021.

A su esposa le avisó la Fiscalía seis meses después del hallazgo, esto el 19 de agosto de 2021.

Un año después de la desaparición, sigue esperando resultados de la investigación y hasta el 9 de septiembre de 2021 esperaba resultados de ADN para que le entregaran el cuerpo.

“Mi esposo no duró un año desaparecido, duró seis meses y seis meses tiene aquí en el Instituto de Ciencias Forenses sin haberse hecho un trabajo correctamente.

“Porque si él hubiera sido trabajado desde el día uno que ingresó, a lo mejor su estado de descomposición sería otro y a lo mejor arrojaría más rápido el ADN y pudieran entregármelo más pronto”, explicó Bárbara, esposa de Alejandro.

Javier Ángel Jara Navarro

Su familia no sabía nada de él desde el 14 de mayo de 2019.

A Javier Ángel lo encontraron muerto el 17 de mayo de 2019, dentro de una fosa en Tlajomulco.

Su mamá se enteró por un colectivo que él estaba en el Semefo hasta el 24 de abril de 2021.

A dos años y cuatro meses, su familia no había recibido sus restos hasta septiembre de 2021 porque faltaban pruebas de ADN para confirmar la identidad.

“Yo creo que tuvieron mucho tiempo para investigar y no lo hicieron ¿ya para qué?, por más que castiguen a las personas, a mí no me van a regresar a mi hijo”, comentó María de Lourdes, mamá de Javier.

Patricia Carranza de la Torre

Reportada como desaparecida el 14 de diciembre de 2020.

Fue ingresada al Servicio Médico Forense en abril de 2021, desde una fosa en Tonalá, pero su hija se enteró por su cuenta hasta junio, con ayuda de un colectivo de familiares de desaparecidos, y fue tras más de un mes de espera y señalamientos en medios de comunicación, que su cuerpo le fue entregado el 21 de julio de 2021.

“Nunca nos brindaron ayuda, ni siquiera nos voltearon a ver. Quizá para ustedes (las autoridades) fue una más en la lista diaria, pero para nosotros se nos fue la vida entera, fue desgastante y doloroso vivir este proceso solos, sin ayuda de autoridades, con temor, pero por fin la encontré”, Ángela, hija de Patricia.

Carlos Andrés Sánchez Lopez

Carlos Andrés era buscado por su familia desde el 22 de enero de 2019, y aunque su cadáver fue localizado horas después en Tonalá, ya el 23 de enero, su papá, Carlos, recibió hasta el 2 de abril de 20219 la noticia de que estuvo en la morgue.

Tras 70 días, la familia recibió los restos del joven desaparecido.

“(En Desaparecidos) mienten, porque tienen que mentir, (dicen) ‘sí, cómo no, vamos a ver su asunto’, con todo el dolor de su corazón porque ellos saben que no pueden hacer las cosas, hacen lo que humanamente es posible, ellos están haciendo más de lo que pueden, ¿qué puedes hacer con el número de carpetas que tienen?”, dijo tras recibir el cuerpo, Don Carlos, su papá.

José de Jesús Mejía Ramos

Se lo llevaron por la fuerza el 11 de diciembre de 2019 en Tonalá.

Aunque fue hallado en una fosa en aquel Municipio y llevado a la morgue en enero de 2020, su familia pudo identificarlo hasta finales de agosto de 2020.

Por falta de dictámenes de ADN, el cuerpo lo entregaron hasta febrero de 2021, un año y dos meses después de su desaparición.

“No trabajan como es, los de la Fiscalía, a los del Semefo se les acumula el trabajo. ¿Para qué quieren tanta persona ahí mutilada o entera, como sea?. Mejor hacer su trabajo e ir despachando a la gente con sus familiares para que uno esté más tranquilo y si no está ahí, que los busquen”, comentó Amalia a 8 meses de la desaparición, antes de enterarse que el joven estaba en la morgue.

Información: Enrique Osorio