El corazón es un guerrero de tiempo completo, 24 horas, 7 días a la semana y durante todos los años de existencia en una persona, se la pasa latiendo infinidad de veces.

Sin embargo, pocas veces lo cuidamos y éste puede enfermar. Los hábitos nocivos como el tabaquismo, el manejo inadecuado del estrés, el sedentarismo, la obesidad y la dieta alta en sodio lo van mermando lentamente.

“El corazón es un órgano vital. El encargado de bombear y distribuir la sangre al cuerpo; sin él no hay oxigenación para las células, el cerebro y en general para todo el organismo que requieren sangre oxigenada para cumplir con sus funciones”, comentó la doctora Gabriela del Carmen Munguía Minakata, coordinadora del Centro de Entrenamiento Internacional de la Asociación Americana del Corazón.

“Si no lo cuidamos, enfermedades como angina de pecho, infarto al miocardio que lleva a afectaciones importantes como paro cardiorrespiratorio a través de arritmias ventriculares, podrían aparecer y acortar o terminar con nuestra vida. El 80 por ciento de los paros cardiacos respiratorios suceden fuera del hospital”, explicó Munguía.

NO LO DESCUIDES

EJERCICIO: Una rutina de 30 minutos es más que suficiente. Si la oficina o las tareas del hogar te impiden realizar un trabajo de gimnasio toda la semana, puedes escoger tres días y salir a caminar o andar en bicicleta.

DIETA: La ingesta debe consistir principalmente en fruta, verdura, cereales, carnes magras y pescado. Se aconseja reducir el consumo de grasa (especialmente grasa saturada) y colesterol (carnes rojas grasas, leche entera, quesos elaborados con leche entera, huevos, platos a base de crema y postres que contengan mucha grasa).

TABACO Y ALCOHOL: Reduce la cantidad o las veces que consumes algunas de estas dos sustancias a la semana. Nadie dice que no puedas tomar unos tragos en alguna reunión, pero trata de moderar el consumo.

ESTRÉS: Nadie está a salvo de las angustias actuales, pero puedes reducirlas si intentas relajarte con un poco de ayuda. Escuchar tu música favorita, ver una película, asistir al teatro, hacer deporte o hasta comerte un helado puede hacer la diferencia.

Información: Sineli Santos