El boxeo te puede llevar al cielo con una cuenta de banco llena de millones de dólares en una noche, pero el costo puede ser demasiado alto.

Algunos pugilistas mexicanos encontraron la fama y el dinero de un día a otro, pero el éxito, la fama, los “amigos” y las adicciones les pegaron en sus vidas.

Julio César Chávez

El Gran Campeón Mexicano llegó a ganar, dicho por él, más de 100 millones de dólares, pero tras derrotar a Héctor “Macho” Camacho probó por primera vez la cocaína y cayó en las adicciones, las cuales comenzaron en 1987 con el alcohol.

Las drogas y la bebida lo llevaron a perder dinero y sus lujos, como yates, avión privado y mansiones, entre otros.

Durante sus entrenamientos también consumía, pero dejaba de hacerlo 3 días antes de las peleas para que no saliera en el antidoping.

Lo internaron 5 meses y cuando tuvo que ser llevado al hospital, vomitaba 3 litros de sangre y le llegó a pedir a los médicos que le llevaran droga.

En la actualidad, luego de rehabilitarse, JC Chávez tiene centros contra las adicciones en Tijuana y Culiacán.

Miguel Ángel González

El ex campeón de peso Ligero por el CMB se retiró en 2001 y 20 años después, se le veía en la indigencia por las calles de la CDMX a causa de su adicción al alcohol. Se llegó a  dormir entre cartones y tapado con periódicos.

González, de 49 años de edad, se negó a recibir ayuda, hasta que llegaron por él y fue llevado a una clínica de rehabilitación.

“Tokio Santa” o “Mago”, como también se le conoce, llegó a pelear con JC Chávez y Óscar de la Hoya. Ganó 51 peleas, 40 por la vía del cloroformo, perdió 5 y empató una.

Víctor Manuel "Lacandón" Rabanales

El chiapaneco, que en 1992 conquistó el título Gallo del CMB al vencer por nocaut técnico a Joichiro Tatsuyoshi, acabó con su patrimonio que llegó a superar el millón de dólares.

La ignorancia, el despilfarro en las fiestas de casi 3 semanas y sus adicciones al alcohol y las drogas lo llevaron a perderlo todo.

Rabanales fue engañado y compró el Volcán Popocatépetl en 30 mil dólares; quería poner ahí un gimnasio.

También adquirió un departamento en Texcoco, por 65 mil dólares, del cual fue despojado.

Al no tener dinero tuvo que trabajar como ayudante en taquerías, en donde limpiaba mesas y barría; también fue franelero. En la actualidad recibe ayuda mensual del “Fondo José Sulaimán” del CMB.

Carlos "Cañas" Zárate

Perder ante Guadalupe Pintor lo llevó a la depresión y al consumo de drogas.

Zárate tuvo récord de 66-4, con 63 nocauts, y se proclamó campeón mundial Gallo en 1976.

Tuvo un un yate, una vinatería y una mueblería. Poco a poco fueron desapareciendo junto con su dinero.

El alcohol, las drogas y las fiestas aparecieron en su vida y despilfarró sus ganancias.

Las falsas amistades y la necesidad de drogarse lo llevaron a quedarse sin nada y vendió todo. Llegó a vivir en hoteles de paso.

Con el tiempo recibió ayuda de José Sulaimán (QEPD) y se internó en un centro de rehabilitación para cambiar su vida.

Rubén "Púas" Olivares

El histórico campeón (89-13-3, 79 KO’s) se fue a la ruina por sus adicciones al alcohol y a las fiestas.

Se cree que en su carrera ganó más de 2 millones de dólares y en la actualidad vende sus recuerdos en el tianguis de la Lagunilla.

Sus fiestas que duraban días y los coches de lujo que regaló hicieron que se quedara sin dinero.

Su cinturón de peso Pluma (1975), fotos y demás artículos los ofrece en La Lagunilla.

Rodolfo “El Baby” Casanova

A sus 19 años de edad, el nacido en León, Guanajuato (1915), enfrentaría al puertorriqueño Sixto Escobar por el título mundial peso Gallo de la AMB en Montreal Canadá, pero un día antes bebió de más y perdió la pelea.

La adicción al alcohol fue su sombra por el resto de su vida y cuentan que llegó a pelear en estado de ebriedad.

Cayó en situación de pobreza y falleció en 1980 en un albergue para indigentes.

Ricardo “Pajarito” Moreno

El también conocido como “Barretero de Chalchihuites” tuvo un Cadillac con tapones de oro, una residencia, una lancha para sus fiestas, un restaurante en Acapulco y hasta salió en dos películas.

En sus tiempos de fama y fortuna, se le veía prender cigarros con billetes de 100 pesos, vestía de traje y corbata (sin repetir), compró dos caballos de carreras y apostaba a los gallos, pero un día el boxeo se fue de sus puños y se refugió en el alcohol y las drogas. Perdió todo, un anillo de diamantes y su licencia de boxeador.

Su esposa le pidió el divorcio, prestaba dinero y nadie le pegó porque decían que estaba loco; estuvo internado 14 meses.

Sus últimos días los pasó en un gimnasio donde le daban comida y dormía en una cama de cartón.