Ha sido mensajero de la ONU y promotor de la regulación de armas de fuego en Estados Unidos. Ha defendido los derechos de los homosexuales y recaudado fondos para ayudar a víctimas de desastres naturales.

Pero en su larga lista de causas políticas, una coincide con su gusto por los autos. Porque George Clooney también es impulsor de los vehículos eléctricos. Y uno lo suficientemente comprometido como para ser la primera persona en el mundo en poseer el rarísimo Tango T600.

Con sus dos únicos asientos, ubicados uno detrás de otro, el Tango fue desarrollado por la startup estadounidense Commuter Car como una alternativa de movilidad para reducir los congestionamiento de las grandes ciudades, donde, aseguraban los fundadores de la compañía, la mayoría de los recorridos en auto eran para trasladar a un solo pasajero.

Su diseño era particular, por decir lo menos, y algunos no dejaron pasar la oportunidad de describirlo como el resultado de un vehículo comprimido por una prensa compactadora. Sí, como en un capítulo de los Looney Tunes.

Y es que con 2.5 metros de largo y 100 centímetros de ancho, ocupaba incluso menos espacio que algunas motocicletas. Tanto así que dos Tango cabían lado a lado en un mismo carril.

Pero aunque luciera como salido de una caricatura, el vehículo presumía capacidades sorprendentes. Estaba equipado con dos motores que en conjunto generaban mil 100 libras pie de torque, y con ellos el Tango prometía acelerar de 0 a 100 en 4 segundos y alcanzar la pasmosa velocidad máxima de 240 kilómetros por hora.

Todo esto con un centro de gravedad muy bajo, gracias al peso de las baterías repartidas en el suelo del coche.

En 2005, Clooney se enteró del desarrollo del Tango y lo consideró como la opción ideal para trasladarse entre Los Ángeles y Hollywood sin consumir una sola gota de combustible.

De inmediato, hizo su pedido por la versión más lujosa, la denominada T600, cuyo precio rondaba los 100 mil dólares y la cual contaba con un chasís de fibra de carbono, suspensión deportiva, interiores de piel y la posibilidad de recorrer 130 kilómetros con una sola carga.

El actor, quien actualmente tiene 59 años, se convertía así en el primer comprador del auto, que pronto llamaría también la atención de otros millonarios, como los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin.

Sin embargo, Commuter Car nunca llegó a despegar. La compañía vendió sólo 12 unidades del Tango y, en su mejor momento, producía un auto al mes, algo muy poco rentable. Eventualmente, nuevos eléctricos se presentaron y algunos, como el Twizy de Renault, cobraron mayor relevancia como opciones para recorridos cortos.

Finalmente, Clooney terminaría también adquiriendo uno de los primeros vehículos eléctricos de otra startup estadounidense que sí fue más exitosa; en 2008 llegaría a su cochera el ejemplar número 0008 del Roadster de Tesla. Pero esa, ya, es otra historia.