Una de las rivalidades más recordadas en la lucha libre es la de Cien Caras contra el Rayo de Jalisco Jr.

A principios de 1984, pocos hubieran imaginado que Cien Caras, quien desde su debut en 1974 se había desempeñado en el bando técnico, se convertiría en un auténtico dolor de cabeza para el Rayo.

Lo que comenzó como un accidente en el ring que pudo pasar inadvertido, fue el punto de quiebre para llevar la confrontación a su clímax en un duelo de máscara contra máscara la noche del 21 de septiembre de 1990.

EL ORIGEN

En el inicio de la década de los 80, Cien Caras hacía pareja con el Rayo de Jalisco Jr.

En 1984 surgieron los celos del gladiador de Lagos de Moreno, Jalisco, cuando su compañero que ya era muy popular conquistó el Campeonato Nacional de Peso Completo en enero de 1984, y no le daban la oportunidad por disputar el cetro.

LA NOCHE DE LA AMNESIA

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Así fue como definió el mítico locutor Pedro “Mago” Septién, la lucha del 23 de marzo de 1984 en la Arena México, en la que Cien Caras enloqueció al golpear a su hermano Máscara Año 2000 y al Rayo de Jalisco Jr. en un duelo ante el MS1, Herodes y Tony Benetto.

La primera caída la ganaron los rudos, y en la segunda todo se complicó cuando Cien Caras sujetó debajo del ring a Herodes, el Rayo se lanzó un tope, pero al zafarse “Chacho” se impactó sobre su compañero, lo que desencadenó la furia de Cien para desquitarse rompiéndole la máscara al Rayo, y de paso golpear también a su hermano.

“Entonces la gente se empezó a meter conmigo. Pues vi que yo estaba (en el bando) equivocado, dije mejor voy a ser rudo, ahí fue el momento en que quise cambiar”, declaró Cien Caras a CANCHA en marzo de 2021.

CAMINO SIN RETORNO

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La animadversión creció durante 6 años, y pese a que a inicios de 1990 no estaba contemplado el duelo de máscaras, al aproximarse la fecha del 57 aniversario de la Empresa Mexicana de Lucha Libre (hoy Consejo Mundial de Lucha Libre) no tenían un combate atractivo por lo que aceleraron los trámites para un combate que tarde o temprano se daría, por lo cual 15 días antes del 21 de septiembre se firmó el contrato para pactar la esperada lucha.

“Son cosas que ni se planean, llegan los retos y tienes que aceptar, acepté el reto de máscara contra máscara para ver qué pasaba, pero yo no había planeado nada, fue saliendo al momento”, dijo Cien Caras.

UNA BATALLA ÉPICA

La noche del 21 de septiembre de 1990, la Arena México registró un sobrecupo de 30 mil aficionados cuando en realidad su capacidad era para 16 mil personas.

La lucha estelar entre ambos gladiadores inició de manera inesperada cuando el Rayo se disponía a subir al cuadrilátero y Cien Caras le arrebató una guitarra a uno de los mariachis y se la estrelló en la cabeza que lo dejó noqueado durante unos segundos abajo del ring.

“Es lo que más recuerdo el guitarrazo que le di (risas). Estuvo bueno, hasta se cimbró la Arena, como que la gente no lo esperaba, ni yo tampoco, se dio el momento, y aproveché, y yo con mucho gusto le di (risas)”, relató Cien Caras.

En la tercera caída, el Rayo aprovechó al invertir un intento de súplex de parte de Cien Caras para colocarlo de nuevo con espaldas planas para que el réferi Gran Davis aplicara la cuenta de 3 y decretara el triunfo.

Sin embargo, Cien Caras no aceptó de inmediato su derrota y se resistió a ser despojado de su incógnita, y tras un intercambio de golpes con el Rayo aceptó quitarse la máscara para dar a conocer el rostro de Carmelo Reyes.

“Nadie quiere perder, es perder algo que ya es tuyo, pero lo más raro es que yo sentía que no me habían hecho bien la cuenta con las espaldas planas, porque yo siento que las había levantado, no me sentía conforme, y hasta la fecha no lo estoy”, afirmó el líder de los Hermanos Dinamita.

Información: Omar Fares.

Fotos: Archivo e Instagram

Video: Instagram