Desde el sexenio de Enrique Peña Nieto, con la liberalización de los precios de los combustibles, lo que valen las gasolinas y el diesel se define en función de las referencias internacionales, que incorporan a su vez las fluctuaciones del tipo de cambio. Asimismo, en las cotizaciones influyen los costos de logística necesarios para que los combustibles lleguen hasta las bombas de las estaciones de servicio de despacho, los márgenes de ganancias de éstas y los impuestos.