Largos caminos de terracería, bodegas en apariencia abandonadas y ductos de Pemex a la mano, parece una receta para que se reproduzca la delincuencia organizada si se le agrega la ausencia de patrullaje policial.
El 17 de enero, “Marina” caminaba con su mamá rumbo a su casa alrededor de las 8:30 horas, cuando vieron en un baldío ocho bolsas negras envueltas en cinta plateadas: algunas escurrían sangre, por lo que llamaron al 911.
Esto ocurrió sobre la Calle Antonio Ríos Villa, y cuando se les preguntó en qué colonia era, se limitaron a decir que no aparecía en el mapa, pero que era entre Jardines de San Sebastián y Rancho Grande.
“Ya lo agarraron como tiradero, la verdad, y pues sí estamos un poco asustados aquí porque ya no hay seguridad, y pues ojalá y den más vueltas la policía”, narró una vecina.