Alejandra, Fernanda y Arturo Torres Maciel, hijos de Arturo, también quieren dedicarle unas palabras a su papá.
Sus hijas lo describen como un excelente ser humano: un hombre generoso, un gran maestro y guía; alguien noble, alegre, carismático, feliz, honesto, trabajador y organizado; un excelente padre, esposo y amigo.
Agregan que siempre pensaba en los demás y se preocupaba por que todo mundo estuviera bien; era un gran anfitrión, ya que siempre daba lo mejor para que sus invitados pasaran un rato agradable.
“Lo más importante era su corazón”, expresa Alejandra. “¡Demostraba que era una persona fuerte, y hasta imponía demasiado! Pero al final estaba hecho de puro amor. Definitivamente es, y será, siempre único.
“Sabemos que el tiempo que vivió aquí lo vivió al máximo, y no nomás es algo que decimos nosotras; es algo que dice mil gente, todos los que tuvieron la fortuna de conocerlo. ¡Comió, bebió, compró, festejó y viajó como loco! A donde quería, ¡iba! Y lo mejor es que era un deleite ver cómo cada una de esas cosas las disfrutaba al mil por ciento.
“Papá, te amamos, y sabemos que cada día que pase te extrañaremos muchísimo”, añade Fernanda. “Pero sabemos que, mientras estemos vivos, vivirás para siempre en nuestros recuerdos, y lo único que nos queda es honrarte como mereces, gozar y disfrutar de la vida como lo hacías tú, y aplicar todo lo que nos enseñaste.
“No cabe duda de que somos los más afortunados de haberte tenido como papá. Cuando alguien al que amas se convierte en un recuerdo, la memoria se convierte en un tesoro”.
Por su parte, Arturo, el hijo más chico de la familia, dice que tanto él como sus hermanas recordarán a su papá como un auténtico maestro de la vida y como una persona llena de amor. Lo describe como alguien que era guiado por sus sentimientos, pues sus acciones revelaban sus verdaderos deseos y aspiraciones.
“Nuestro papá es quizá la máxima expresión de un humano con todas sus virtudes y defectos”, dice Arturo hijo. “Siempre auténtico, siempre genuino, siempre benevolente, siempre positivo. Tenía una mano fuerte, pero tierna a la vez; era ambicioso, pero siempre reconocía y agradecía. Era orgulloso, pero a la vez pedía perdón y no guardaba rencor.
“Era valiente y con mucho coraje, pero a la vez se abría con humildad a sus miedos para enfrentarlos. Él, a su propia manera, nos mostraba las consecuencias de la vida; nos enseñaba en su ejemplo, y nos proyectaba las buenas intenciones de sus errores.
“Al final, nuestro papá fue un increíble ser humano cuya vida vivió la de miles, y aún tenía toda la intención de seguir viviendo. Sin embargo, una de las cosas que más extrañaremos de nuestro papá era una filosofía muy sencilla: no compliques la vida, y seamos felices. Siempre tenía como objetivo principal disfrutar y deleitar las bellas oportunidades que la vida nos da como personas.
“A donde ponía su mirada trabajaba con arduo esfuerzo para conseguirlo. Fue una persona que cumplió al pie de la letra su propia definición de éxito, y eso es admirable. Ser feliz: al final eso era todo, ser feliz”.