Liz Woodburn con Carlos Olson

El Concurso de Saltos Internacional Oficial Cinco Estrellas (CSIO 5*), que se llevó a cabo en el Club Hípico Coapexpan, significó un suceso impactante para Liz Woodburn y su yegua “Geke”, pues durante su participación sufrieron un accidente, del cual ambas salieron lastimadas.

El 18 de marzo parecía un día normal y feliz para la creadora de contenido, pues la competencia representaba su regreso al circuito ecuestre de más alto nivel y, además, su puntuación era buena, ya que el binomio demostraba su preparación al saltar con fluidez.

Todo marchaba a la perfección, libraron barras dobles y no había indicios de que algo podría salir mal; sin embargo, en el obstáculo 10 de 11, el equino se tropezó y la amazona cayó al suelo, donde estuvo inconsciente y con convulsiones durante un par de minutos. De manera que, al despertar, la trasladaron a un hospital en Xalapa, Veracruz.

"La equitación me permite crear una conexión con otro ser vivo con el que me comunico de manera corporal. Siempre he creído que los animales nos entienden y los caballos reaccionan a nuestra energía”. - Liz Woodburn

“Me he accidentado muy poco en mi vida, pero este incidente fue el más grande que he tenido; me golpeé duro y me hizo reflexionar muchas cosas. Soy positiva, veo el lado bueno de todo en general, sé que esto fue algo muy negativo, pero me enseñó que debemos ser agradecidos por lo que tenemos, hay que concentrarse en lo bueno”, relató la joven de 33 años.

Confiesa que el chaleco de seguridad que portaba y el casco la salvaron, ya que ambos están diseñados para reducir la aceleración del cuerpo y cráneo, con la finalidad de que los impactos sean menores. Tras dos días de exámenes médicos, como tomografías, resonancias magnéticas y placas, el diagnóstico descartó fracturas o lesiones de gravedad, pero los especialistas aseguraron que su caso era un milagro, pues la zona de la cabeza en la que recibió el golpe era muy delicada, e, incluso, otras personas han quedado paralíticas por traumatismos similares.

“Una de las cosas que más tristeza me dio fue no recordar nada, había días en los que no podía acordarme con claridad de acontecimientos de semanas previas. Fue chocante ver cómo todo puede cambiar en un instante, pero ahora que lo pongo en perspectiva, pienso que algo pudo ser fatal, fue algo menor para mí”, platicó la egresada de Ciencias de la Salud por la Universidad de Boston.

Li z Woodburn y Carlos Olson

Otro de los retos a los que se enfrentó fue no tener tener tanto acercamiento, como está acostumbrada, con su hijo, Carlos, ya que para su recuperación no podía cargarlo porque su esqueleto no estaba alineado debido a la conmoción.

“Fue difícil no estar presente de una manera normal, no pude ser la misma con mi bebé o mi esposo en el tiempo de sanación; era muy fuerte y triste solo darle un beso o acariciarlo durante 15 días”, contó la esposa de Carlos Olson.

“Todo esto me hizo pensar en lo delicada que es la vida, a veces tenemos un ritmo acelerado y no te imaginas que puede cambiar en un segundo. Lloraba por el dolor físico y emocional, pero también por la familia que tengo; me acerqué mucho a Dios, rezaba y agradecía por la salud y bendiciones que tengo”.

Es así que su gran aprendizaje luego de este episodio fue desacelerar para apreciar cada instante y, aunque ya era algo que tenía presente durante los siete meses que tiene como mamá, ahora lo reafirma aún más.

Tiene claro que su prioridad es velar por el bienestar de su primogénito sin descuidarse a ella, sin embargo, la equitación la llena de felicidad, pues también es un deporte que lo considera como terapia y meditación activa, así que a pesar de lo que vivió, no lo piensa dejar.

“Me adentré en esa práctica muy chica, primero, cada verano con mis abuelos en Chile; más grande, comencé con clases casuales de una o dos veces por semana, después cambié de hípico y entrenaba seis días por semana con Nicolás Pizarro porque quería un nivel más competitivo”, explicó.

Aún le queda tiempo y terapias para aliviarse en su totalidad del sistema muscular y óseo, por lo que, por el momento, no puede montar, pero aprovecha cada segundo para convivir con su pequeño, con quien disfruta desde que se despierta hasta su hora de dormir.

Su fan número #1

Desde que nació, Carlos la acompaña a todas sus competencias ecuestres y, a pesar de estar concentrada en los desafíos, al finalizar las pruebas comparte con su pequeño sus triunfos.

A un mes de nacido, Liz llevó al pequeño Carlos con su yegua ‘Geke’ para que se conocieran y formaran un vínculo inquebrantable, al igual que ella.
Tras una pausa de 11 meses, una cesárea y dos semanas de entrenamiento, compitió en el Club Hípico Vista Hermosa, donde obtuvo el quinto lugar.
A pesar de enfocarse en dar lo mejor de ella, aprovecha cada oportunidad para estar con su hijo y lo relaciona con el mundo equino.
Actualmente, se encuentra en el sexto lugar a nivel nacional, en la categoría de salto en 1.10 metros.

Información: Argelia Maupomé. Fotos: Selene Cabañas. Maquillaje: Alejandra Cervantes para @ldipmaquillaje_imagen