¿QUÉ PASÓ?

Los jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados este 20 de junio al interior de una iglesia de la comunidad de Cerocahui, en el Municipio chihuahuense de Urique, junto con otra persona. Sus cuerpos fueron sustraídos.

Con profundo dolor y sentimiento de angustia les informo que en la tarde del 20 de junio, en Cerocahui, Tarahumara, fueron asesinados los padres jesuitas Javier Campos SJ y Joaquín Mora SJ cuando intentaban defender a un hombre que buscaba refugio en la iglesia y que era perseguido por una persona armada".

EL AUTOR DEL ATAQUE

Estos asesinatos se le atribuyen a José Noriel Portillo, apodado “El Chueco”.

De acuerdo con investigaciones de las autoridades de Chihuahua, “El Chueco” y su gente responden al grupo delictivo de “Los Salazar”, asociado al Cártel de Sinaloa que opera desde la década de los 90.

Según reportes, el criminal y un grupo de hombres armados perseguía a un sujeto y éste se intentó proteger en el templo, pero también fue asesinado junto con los clérigos.

A “El Chueco” se le atribuye el asesinato del docente estadounidense Patrick Braxton Andrew, ocurrido en octubre de 2018.

Del mismo modo, es investigado por la desaparición y asesinato del activista Cruz Soto Caraveo, en 2019.

“El Chueco” tiene alrededor de 30 años, es originario de Urique, Chihuahua, y tiene su zona de operaciones en comunidades del corazón de la Tarahumara como San Rafael, Ciénega de Trejo, Guadalupe Coronado, Mesa de Arturo, Cerocahui y Bahuichivo. 

EL JESUITA JAVIER

Tenía 79 años. Nació el 13 de febrero de 1943 en la Ciudad de México. Su niñez y adolescencia la vivió en Monterrey, Nuevo León.

Posteriormente, ingresó al Instituto de Ciencias en Guadalajara, Jalisco, y a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1959, a la edad de 16 años, para ser ordenado sacerdote el 8 de junio de 1972 en la Ciudad de México.

Un año después empezaría su misión como superior local, vicario pastoral y episcopal en la Sierra Tarahumara, en la comunidad de Norogachi. 

Decidió dar su vida con los Tarahumaras. Hablaba su lengua, conocía sus casas y sus caminos. Ayer lo asesinaron. Hoy su cuerpo está desaparecido, como miles de mexicanos desaparecidos".

EL JESUITA JOAQUÍN

Llevaba 23 años y medio de misión en tierra tarahumara. Sus hermanos jesuitas sostienen que no estuvo en el lugar y momento equivocado, sino que falleció cumpliendo con su deber de ayudar.

El 28 de agosto iba a cumplir 81 años. Nació en Monterrey, Nuevo León. Ingresó a la Compañía de Jesús el 30 de julio de 1958, a los 16 años. Fue ordenado sacerdote el 1 de mayo de 1971 en su ciudad natal, a los 30 años.

Nunca le conocimos más de un puñado de camisas, y quizá apenas dos pantalones, siempre desgastados, pues si alguna familia le obsequiaba algo de ropa, de inmediato la distribuía entre las personas de la colonia que adoptó".

RECLAMO POR VIOLENCIA

Los jesuitas de México señalaron que la Sierra Tarahumara, como muchas otras regiones del País, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas.

“Todos los días hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos”, expusieron.

EL PLAGIO

El homicidio de los dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Municipio de Urique, fue precedido por el plagio de cinco personas, uno de ellos un guía de turistas, a quien mataron junto con los sacerdotes, además de una mujer y un menor de edad.

El Gobierno del Estado de Chihuahua informó que trabaja en esclarecer los dos casos ocurridos en la misma comunidad de la Sierra Tarahumara.

El Gabinete federal también coadyuvará en la investigación.

LAS AMENAZAS

El jesuita Javier Ávila, sacerdote de la Diócesis de Creel, reveló que se enteró al mediodía de este 20 de junio del asesinato de sus colegas, pero guardó silencio porque había amenazas contra la comunidad si hablaban.

“Ya no puedo callar y necesito compartirles mi dolor. Estaba yo saliendo de Creel hacia Chihuahua, a mediodía, cuando me llamaron de Cerocahui para decirme que ‘El Chueco’, cabeza de delincuentes, acababa de matar a Javier Campos y a Joaquín Mora, ambos hermanos míos jesuitas”, narró en un texto compartido en Twitter por representantes de medios de comunicación.

“Lo tuve que callar porque había amenazas sobre la comunidad si acaso hablaban. La noticia ya corrió y empiezan los operativos para buscar al homicida quien, además, se llevó los cuerpos y no sabemos cuándo los regresarán”, agregó. 

LA COMUNIDAD CEROCAHUI

De acuerdo con la Secretaría de Cultura, los jesuitas llegaron en el siglo XVII cuando la tribu tarahumara ocupaba la región.

La misión de Cerocahui fue fundada en 1680 por el padre Juan María de Salvatierra, quien inició la enseñanza del cristianismo. El sacerdote permaneció en el área por 10 años y luego se trasladó a Loreto, en donde construyó la primera misión establecida en Baja California.

“Los jesuitas continuaron su trabajo en Cerocahui hasta el año 1767, sin embargo, desde la Ciudad de México se enviaron órdenes para que la misión fuera clausurada. Por ello no fue sino hasta 1939 cuando los jesuitas regresaron con el padre Andrés Lara”, indicó la dependencia.

En 1941, el padre Lara fundó la escuela internado Tewecado Santa María Guadalupe para los tarahumaras, que hoy en día continúa en operación.

LAS REACCIONES