El 21 de julio de 1988, los nervios inundaban el quirófano. La espera parecía interminable hasta que se escuchó un “¡boom!”. El corazón empezó a bombear, fue el latido que marcó el éxito del primer trasplante de corazón en México.
El doctor Guillermo Careaga Reyna era residente en el Centro Médico La Raza y lo llamaron como ayudante en esa intervención histórica que dejó marca en su carrera profesional.
En entrevista, recuerda que ese 21 de julio era miércoles. Los aprendices salían de una cirugía torácica de pulmón, cuando uno de los técnicos que manejan la máquina de circulación extracorpórea o la bomba que mantiene vivo al paciente una vez que el corazón está en paro se les acercó…