Elba Rosa Frank fue secuestrada el 14 de febrero de 1996 en las inmediaciones del Colegio Cervantes Costa Rica, donde estudiaba, en la Colonia Ladrón de Guevara.

Los responsables, Fernando de Dios Torres y Miguel Ángel Rosas Ferrer, la resguardaron en el Hotel Suites Country Club, propiedad de la familia de la víctima, aunque también se dijo que sólo la llevaron ahí en espera del pago del rescate.

— Mamá, estoy secuestrada (…) Estoy bien, no me han hecho nada (…) No llames a la Policía, mami; si llamas a la Policía me matan– dijo Elba a su mamá vía telefónica después del plagio.

— No, hija, estamos dispuestos a tratar.

— Escúcheme bien, ¿ok? (…) Si hay Policía, su hija se va a morir ¿ok?, sentenció De Dios Torres.

En ese entonces, la extinta Procuraduría General de Justicia (PGJ) no contaba con un área especializada en antisecuestros, por lo que investigadores de robo a casas se hicieron cargo de todo.

El 19 de febrero, los agentes montaron un operativo en las inmediaciones del hotel, a pesar de que la familia ya había entregado 390 mil pesos y un Grand Marquis para que les dieran a su familiar. 

 Los secuestradores se dieron cuenta del movimiento policial y, para protegerse, se llevaron a la víctima consigo, desencadenando una persecución en la que hubo disparos.

 

Todo terminó en Chapultepec y Vallarta, donde De Dios Torres y Elba murieron en el Grand Marquis a causa de los balazos de los propios policías. El vehículo tuvo, por lo menos, 15 orificios de bala.

La joven tenía 17 años y vivía en Residencial Victoria. 

El incidente evidenció la desorganización y falta de capacitación en la PGJ y sentó las bases para reformar su trabajo. Luego se creó un área especializada para combatir los secuestros.