Tributo Fernando Albarrán (1940 - 2022)

Entre la sociedad tapatía, Fernando Albarrán era conocido como un gran hombre de negocios gracias a que por décadas fue el líder de la compañía jalisciense Llantas y Servicios Albarrán, pero fue su calidad como persona lo que dejó una profunda huella en los corazones de sus allegados.
Nació el 2 de marzo de 1940 en Guadalajara, Jalisco, y fue el último hijo de Ana María Gutiérrez y Benito Albarrán, quien fundó Grupo Albarrán en 1946.
De chico, a Fernando le encantaban la psicología, la publicidad y la arquitectura, y aunque la vida lo llevó por otros caminos, siempre mantuvo una gran inclinación por esas áreas.
Comenzó a acompañar a su papá al trabajo desde que era pequeño, y su interés por las cuestiones empresariales se definió cuando era adolescente.
“Mi padre me enseñó personalmente a hacer negocios”, recordó Fernando cuando recibió la distinción Llantero del Año 2020, suceso que quedó asentado en MURAL, “nuestros escritorios estaban contiguos y yo veía cómo negociaba y cómo analizaba estados financieros.
“Él decía que para recibir, primero hay que dar, y si estoy recibiendo poco, es porque estoy dando poco. Esas y muchas otras enseñanzas me han guiado durante mi camino”.
Cuando llegó el momento de elegir profesión, optó por Administración de Empresas en el ITESO, convirtiéndose así en uno de los alumnos de la primera generación de tal carrera.

Su legado

Cuando Fernando concluyó su licenciatura, su padre lo apoyó para que creara su primera empresa, relacionada con agencias Volkswagen, pero en 1972 don Benito comenzó a semirretirarse, por lo que su hijo asumió la dirección de Grupo Albarrán.
Durante las cinco décadas que ejerció ese puesto, Fernando logró que sus llanteras se convirtieran en centros de servicio de primer nivel, con equipo de tecnología de punta, de modo que en 2020 poseían la única alineadora robótica en Guadalajara.
Otra de sus prioridades era que tanto los gerentes como los mecánicos de su empresa se capacitaran y contaran con un cuidadoso plan de carrera.
Fernando solía decir que el negocio iba “literalmente sobre ruedas”, y nunca dejó de generar proyectos de expansión; hoy en día, su compañía tiene 13 talleres en Guadalajara, uno más en Puerto Vallarta, y otro en crecimiento.

Fernando Albarrán

A su lista de logros profesionales se suma su labor en el ramo gasolinero, donde hizo equipo con su hijo Kim, y entre otras acciones, establecieron en Jalisco la primera estación de British Petroleum.
Visionario como pocos, Fernando decía que el éxito, el dinero y la felicidad no constituían el objetivo, sino que eran el resultado de un esfuerzo constante.
“Si uno va en busca de ellos directamente, nos eluden”, compartió Fernando en una entrevista para MURAL, “tienen que llegar como la consecuencia de nuestro trabajo”.

Su esposa

Yolanda Cevallos Collard estuvo casada durante 40 años con Fernando, a quien describe como una persona muy agradable y espléndida, y cuando se le pregunta qué es lo que más va a extrañar de él, responde que su compañía.
“Coincidíamos en nuestros gustos”, explica Yolanda, “nos gustaba la lectura, la música, el teatro. Fuimos por muchos años al Teatro Degollado, hasta que se complicó con el tráfico. Y cuando salíamos al extranjero es cuando íbamos al teatro, y normalmente todas las noches a conciertos”.
Yolanda añade que su esposo nunca explotaba ni gritaba, y que era muy bondadoso, pues, para dar un ejemplo, no salía de su casa sin una bolsa llena de monedas para darlas en cada esquina a las personas necesitadas.
Luego de toda una vida de atesorar anécdotas juntos, Yolanda comparte la siguiente vivencia cuando se le pide que narre alguna especial.
“La ida a darle la vuelta al mundo”, cuenta. “Y quedarnos unos días en Cachemira, India, viviendo en un house boat arriba del lago. Tienen ellos unas casitas con cocina y recámaras con cobijas eléctricas, y una sala de estar. Lo más sorprendente al llegar es el frío. Preciosísimo el lugar. Dicen que creen que ahí pudo haber estado el Paraíso”.

Fernando Albarrán festejando sus 80 años con su esposa, Yolanda Cevallos Collard, en marzo de 2020.

Hablando de viajes, fue durante un recorrido por Europa, hecho para celebrar sus cuatro décadas de matrimonio con Yolanda, que Fernando falleció de manera tranquila mientras dormía, el 10 de noviembre de 2022, en Alemania.
“Yo creo que algo que valoró mucho mi papá fue que a sus 82 años hizo ese viaje”, comparte Kim Albarrán. “Tenía mucho ilusión de hacer ese viaje solo con Yolanda, como para decir ‘mira, yo puedo todavía hacer mi viaje solo, y maratónico’, pues se fueron casi un mes a recorrer cinco ciudades”.
Tanto Yolanda como Kim comparten que, aunque Fernando estaba cansado durante este viaje, tenía buen ánimo, y hasta bromeaba diciendo que tenía que irse a París a recuperarse y a comprar telas para remodelar nuevamente su habitación.
En esas últimas semanas también quería visitar museos para tomar ideas para el Museo de Caza Albarrán, y hasta estaba inscrito para jugar en un torneo anual de golf, en la Categoría Súper Senior.
Por si fuera poco, estaba en proceso de escribir su autobiografía, enfocándose en su pasión por la cacería.

Sus hijas

¿Cómo fue Fernando como padre? Sus tres hijos, Ana Karina, Kim y Ariana Albarrán Ochoa, tienen un sinfín de historias que contar sobre él, y para este tributo comparten varias con mucho amor.
Ariana recuerda que era muy detallista y espléndido, y pone como ejemplo que, cierta vez que viajó con rumbo a Europa, fue recibida en su destino con un vestido que le había comprado su papá para consentirla.
Más adelante, cuando Ariana se fue a vivir fuera de Guadalajara, en cada ocasión que venía de visita a su ciudad natal, su papá le ofrecía su hogar para que sustuviera ahí una comida con sus amigas.
Ariana agrega que su papá tenía mucha paciencia y sabía escuchar, por lo que solían tomarse horas en el desayuno para ponerse al corriente.
Eso es lo que más va a extrañar de él: sus pláticas. También le harán mucha falta sus consejos y todas las actividades que emprendían juntos, desde beber buenos vinos e ir de cacería, hasta viajar y trabajar.
“Gracias, papá, por educarme con el ejemplo a ser una buena amiga, hermana, mamá y esposa”, expresó Ariana durante el funeral de su padre. “A perdonar y no guardar rencores. A saber pedir perdón, pero sobre todo, a dar […] ¡Gracias, sobre todo, por enseñarme a disfrutar cada momento, y a gozar la vida! Creo que este fue el mejor regalo que me diste.
“Pero la verdad, papá, sí te extraño mucho. Me siento triste, y siento horrible no verte. ¡Pero sé que estás conmigo en mi corazón, más que nunca! Te veo por todas partes. Te siento muy cerca de mí, y eso me llena de felicidad y gratitud. Pero sí me duele […] Ahora te llevo en mi corazón. Sé que nos volveremos a ver, papá. ¡De eso estoy segura! Tu hija que tanto te quiere”.

Celebrando su cumpleaños con sus hijos: Ariana, Fernando, Ana Karina, y Kim Albarrán

Por otro lado, Ana Karina, la hija mayor de Fernando, compartió en el funeral que tanto ella como sus hermanos siempre vieron a su papá como una fuente de fuerza y alegría.
“Si él estuviera aquí, esto me diría”, dijo Ana Karina en esos momentos, “‘Kari, el amor nunca desaparece. La muerte no es nada. Acabo de pasar a la habitación de al lado. Lo que éramos el uno para el otro, lo seguimos siendo. Dame el nombre que siempre me diste.
“‘Háblame como siempre lo has hecho. No estés triste, ni luzcas solemne. La vida significa todo lo que siempre ha significado. Es lo que siempre ha sido. ¡La cuerda no está cortada! ¿Por qué estaría fuera de tu mente solo porque estoy fuera de tu vida? Te estoy esperando. No estoy lejos; solo al otro lado del camino. Todo va a estar bien'”.

Su hijo

Kim comparte que él hacía todo con su papá, desde trabajar hasta jugar golf. Incluso se la pasaban mandándose comida, de la casa de uno a la del otro, pues conocían muy bien cuáles platillos les gustaban.
“Yo me llevaba muy bien con mi papá”, recuerda Kim. “Por la misma edad, teníamos diferente forma de ser. Y tal vez en los negocios a veces diferíamos, por lo que él hacía unas cosas y yo otras. Y si nos agarrábamos del chongo, cuando llegaba el viernes dejábamos todo, nos íbamos a jugar golf, y ya no volvíamos a tocar el tema hasta el próximo lunes”.
Kim añade que su padre los educó pasándoles desde chicos mucha responsabilidad, y pone de ejemplo que, cuando tenía 15 años, Fernando lo dejaba irse manejando por la carretera vieja a Puerto Vallarta, con la lancha y el remolque, en compañía de su amigo Toño Santiago.
Yolanda coincide con Kim, afirmando que Fernando orientó a sus hijos con libertad y confianza.

Padre e hijo en un viaje por la región de Champagne, Francia, efectuado en mayo de 2022.

En el funeral de su padre, Kim expresó que, si hubiese dependido de Fernando, él nunca hubiera parado de luchar.
“Sin embargo, eventualmente, hasta el cazador más tenaz se cansó”, dijo Kim. “Mi papá falleció como siempre lo quiso, en un instante fugaz, mientras dormía. Estoy seguro que probablemente estaba soñando en su siguiente aventura. Papá, ahora me toca a mí decirte ‘por favor descansa, ya no hay montañas que subir’. Lograste todos tus objetivos, y más.
“Me preparaste toda tu vida para ser tu relevo. Con honor acepto tu estafeta, y te aseguro que todos en tu familia, y en tu empresa, van a estar bien. Ahora solo te pido descansar y seguir soñando. Hasta pronto, papá. Te quiero mucho”.

Sus nietos

La familia de Fernando creció hasta tener ocho nietos. Kim afirma que fue el mejor abuelo, pues, entre otras cosas, les preparaba a los chicos unos campamentos estilo Juegos Olímpicos.
“Desde con nosotros lo hacía”, explica Kim. “Era súper competidor […] Nos ponía a hacer competencias de miniolimpiadas, pero en algunas ponía una llanta con fuego, y dos vigas de madera arriba. Y tenías que caminar por arriba”.
“También pasabas por una liana y un arco”, agrega Ariana. “Y pasabas por las llantas y así. Y corrías”.
“Y eso mismo volvió a hacer con nuestros hijos”, continúa Kim. “Un campamento. Los levantaba con una trompeta, y se tenían que echar a la alberca a las 7:00 u 8:00 de la mañana. Y tenían que desayunar y jugar golf. Hacían muchísimas cosas.
“Todos los nietos lo adoraban. Ahora que supieron (de su muerte), mis hijos estaban devastados. Y los hijos de mis hermanas también”.

Navidad en casa de Kim. Atrás están Yasmín Damy, Patricio Legorreta Albarrán, Diego Legorreta Albarrán, Eduardo Legorreta Albarrán, Sebastián de Olloqui, Iñaki Albarrán Damy, Ana Sofía de Olloqui, Emilia Albarrán y Ander de Olloqui. Adelante aparecen Ana Karina Albarrán, Fernando Albarrán, Ana Cecilia Ochoa, Kim Albarrán, Ariana Albarrán y Eduardo Legorreta.

Su persona

Fernando tenía muchos pasatiempos, pero sus seres queridos afirman que su favorito era la cacería, en parte por el aspecto del tiro.
Un antecedente de tal habilidad data de cuando tenía 14 años, pues durante un campeonato estatal de discos, hizo 100 de 100 en el Club Cinegético Jalisciense. Este logro fue inmortalizado con una placa que todavía puede apreciarse en ese sitio.
Tiempo después, en 1964, triunfó en un campeonato mundial de tiro celebrado en Lisboa, Portugal.
“Tiraba muy bien a sus 82 años”, comenta su viuda, Yolanda. “Como que sus reflejos nunca los perdió”.

Fernando y su nieta Emilia junto a la placa que conmemora su hazaña de tiro (100 de 100) en el Club Cinegético Jalisciense.

Otro hobby que le gustaba mucho a Fernando era el tenis, por lo que invitaba a un grupo de amigos a practicar ese deporte en su casa, todos los miércoles, y después de jugar convivían en una comida.
Dichas reuniones fueron una tradición semanal por años, pero cuando llegó la pandemia tuvieron que suspenderse.
La lista de los intereses y pasatiempos de Fernando es larga, pues también le encantaba la magia, la música, la lectura y la filosofía, por mencionar algunos.

Jugando tenis, otra de sus pasiones, con sus nietos Eduardo, Patricio y Diego Legorreta Albarrán

“No era mucho de salir”, recuerda Kim, “trataba de hacer uno, tal vez dos viajes al año, pero para un fin de semana, y un puente, lo que más le gustaba era estar en su casa”.
Kim agrega que su padre era extremadamente ordenado, y Yolanda concuerda, diciendo que era muy metódico.
“Era una persona muy balanceada en toda su vida”, dice Ariana. “En la parte familiar, la parte de los deportes y del trabajo. Y transmitía optimismo completo”.
Relacionado con esto último, su familia explica que, aún en medio de una crisis, Fernando siempre decía que no iba a pasar nada.
“Diario me decía que, para los japoneses, la palabra para crisis es la misma que para oportunidad”, recuerda Kim. “Diario me lo decía. Por eso era optimista. Realmente creía que todo tenía una solución”.

A Fernando le gustaba decorar su casa para que su hija Ariana la utilizara en las comidas con sus amigas.

Testimonios

De cacería en Cáceres, Brasil, en 1972

Iñaki Albarrán Damy, nieto

“Yo lo recordaré como una persona que era muy abierta, y siempre escuchaba a los demás antes de dar su opinión. Lo que más extraño de él es que pude ir a viajes con él y mi familia. Al igual, a jugar muchas rondas de golf con él. Algo que me gustaría mencionar de mi abuelo es que me enseñó sobre la vida que siempre tienes que ser amable con cualquiera”.

Esta foto era una de las favoritas de Fernando: en ella aparece con su nieto Iñaki, quien debutaba en la cacería. Estaban en Chihuahua y corría el año 2013.

Diego Legorreta Albarrán, nieto

“Querido abuelo, en los 15 años de vida que te conocí, has sido alguien que siempre he admirado; no nada más como un abuelo, pero como un gran hombre. Eres la definición del tipo de hombre que quiero ser cuando crezca: un hombre inteligente, empático y exitoso. Me has enseñado muchísimas cosas en la vida, y nunca dejaré de pensar en ti. Aunque no nos veamos en mucho tiempo, siempre vas a estar en mi corazón, y en el de todos”.

Aniversario especial con los seres queridos: Atrás están Eduardo Legorreta, Ander de Olloqui, Sebastián de Olloqui, Iñaki Albarrán Damy, Juan Carlos Becerra, Patricio Legorreta Albarrán y Diego Legorreta Albarrán; al frente aparecen Yolanda Cevallos Collard, Fernando Albarrán y Emilia Albarrán.

Patricio Legorreta Albarrán, nieto

“Querido abuelo: 5 mil días, más de 100 mil horas, y casi 8 millones de minutos, fueron los que te tuve dentro de mi corazón. Quince años en total, abuelo. Y ahora me toca despedirme de ti, pero no me despido solamente lleno de tristeza, sino también me despido agradecido y encantado que tuve la oportunidad de crecer bajo tu cariño, tu amor y tu sabiduría, que me han guiado por tantos años. Recuerdo cada momento en el que anotabas en un papel, mientras desayunábamos, ‘no contradecir’, ‘no juzgar’, ‘no decir mentiras’, y me los dabas diciéndome que los pegara en el espejo del baño, para que todas las mañanas despertara y recordara esas cosas que me iban a convertir en una mejor persona. Cosas como esas son las memorias más fuertes que tengo contigo, al igual que las risas, pláticas, desayunos y rondas de golf que pudimos vivir juntos. Aunque ya todo eso se ha terminado, estoy muy agradecido que pasó, y siempre te llevaré conmigo dentro de mi corazón en esos momentos. Sé que en el futuro nos podremos ver, y espero poder darte un fuerte abrazo. Muchas gracias por todo, abuelo”.

Ariana y Fernando en un concierto de violines presentado en Francia en 2022. Ariana es la mamá de Patricio.

Sergio López Rivera, amigo

“Fernando fue siempre un muy buen amigo. Nos conocimos desde la escuela primaria en el Colegio Cervantes, y ahí mismo en el grupo de scouts. Lo recordaré siempre como un muy fino amigo, atento y cordial, con quien se podía conversar de temas muy interesantes. Además de sus viajes como cazador experto, de literatura, cultura general y arte, le interesaba también mucho el aspecto espiritual y la filosofía, por lo que conversar con él fue siempre una muy agradable experiencia. Lo recordaré siempre como un excelente amigo y un muy fino anfitrión. Jamás lo vi, en todos los años que convivimos, burlándose o haciendo mofa o ridiculizando a ninguno de los comensales y amigos que departíamos alrededor de la mesa en la que comentábamos las incidencias del juego de tenis, cuando nos invitaba a su casa todos los miércoles, cuando estaba en la Ciudad”.

Sergio López Rivera

José Manuel Gómez Vázquez Aldana, amigo

“De Fernando me van a hacer falta las reuniones que tuvimos en mi casa. Eran exclusivamente de personas que tenían un gran afecto a la cultura. Además, las múltiples ocasiones en que jugábamos tenis en su casa, en mi casa en San Miguel de la Colonia, en Chapala. Y reuniones en su casa en las cuales tenía un excepcional menú, con música, y excelentes comidas. Además, reuniones en su casa a las que invitaba a diferentes personas, en donde se trataba el tema del desarrollo social en la Ciudad…”

Sergio López Rivera

Bernardo Blancarte, amigo

“Extrañaré su pasión por la excelencia”.

Bernardo Blancarte

Toño Santiago, amigo

“Era el papá de mi mejor amigo desde el kínder (Kim). Lo voy a recordar como un hombre trabajador, disciplinado, y siempre como una persona con una sonrisa. Muchas personas vamos a extrañar que, al estar con él, siempre se interesaba por tu salud, tu vida, tu familia y tu trabajo. Siempre le estaré agradecido. Cuando empecé mi negocio (Tortas Toño), él me apoyó con todos sus consejos para iniciar, y con el espacio para instalar mi primer puesto de tortas ahogadas por Providencia, en agosto de 1990. Fue una gran persona para mí, y gracias a él tuve la oportunidad de viajar desde chico junto con Kim, y salir de cacería a muchos lugares increíbles”.

Fernando Albarrán y Toño Santiago de cacería

Ernestina Santos, colega

“El señor Albarrán fue mi jefe a lo largo de 22 años. Lo recordaré siempre con muchísimo cariño, admiración y respeto. Como un gran maestro y amigo. Fue un hombre sagaz, que todo lo observaba y analizaba con un análisis preciso. Esa característica lo llevó siempre a tener constante crecimiento e innovación en todos sus negocios. Lo que más voy a extrañar de él será su guía, pues siempre nos inculcó a todos sus colaboradores la lealtad a la empresa, el esfuerzo constante para lograr la satisfacción de nuestros clientes”.

Fernando Albarrán y Ernestina Santos

Recuerdos fotográficos

Fernando Albarrán y Yolanda Cevallos en En Chamonix, Francia
Con su hijo, Kim Albarrán, y su nieto, Iñaki Albarrán Damy, dedicados a su hobby favorito: la cacería. La imagen fue captada en marzo de 2020, en San Antonio, Estados Unidos.
Con sus hijos, Ariana, Kim y Ana Karina, en Vail; era 1982.
Conviviendo con sus hijos y los esposos de estos, en un recorrido por Champagne; en la foto aparecen Yasmin Damy, Kim Albarrán, Eduardo Legorreta, Ariana Albarrán, Thierry Donard, Ana Karina Albarrán y Fernando Albarrán.
Hermoso momento con Ariana Albarrán.
Celebrando el quinto cumpleaños de su nieta, Ana Sofía de Olloqui, en 2005.
Kim, Fernando y Ariana relajándose en Champagne.
Ana Karina, Fernando y Kim en el Roland-Garros de 2022, efectuado en París.

Información: Carolina Herrera. Fotos: Cortesía.