1. El plan: Un brazo de élite vs. delitos de alto impacto

Una Unidad de Combate a homicidios dolosos, otra enfocada solo a perseguir el secuestro, los robos a vehículos de carga que crecieron este 2020, un grupo antiextorsiones, policías enfocados solo a atender reportes de robo a casa habitación, a negocio y de vehículos particulares.

A principios de 2019, cuando la Policía Metropolitana aún no veía la luz, la ahora extinta Agencia Metropolitana de Seguridad (AMS) elaboró un proyecto que contemplaba seleccionar a un grupo de élite compuesto por los uniformados mejor preparados; cada agrupación se convertiría en una Unidad de combate a estos delitos concretos.

La realidad: ¿Y la reacción?

Lo que actualmente hay es un subsidio a las comisarías para homologar los salarios de las 9 comisarías, las cuales según los discursos de alcaldes y del Gobernador se coordinan sin importar los límites municipales, coordinación a la que ya estaban obligados antes del lanzamiento de la Policía Metropolitana.

Adicionalmente hay un grupo de policías municipales que fueron comisionados a lo que denominaron la Fuerza de Reacción de la Policía Metropolitana, que arrancó con 70 policías y buscarán esté integrada por 330 policías, pero a decir de quienes estuvieron en él, los parámetros para seleccionarlos no estuvieron ligados con sus desempeños, y sus mandos, de formación militar, los limitan al momento de buscar acudir a casos de alto impacto.

Un ejemplo fue la balacera del 8 de febrero en Real Acueducto, a donde no se presentaron pese a estar asignados a su vigilancia; ese día un sicario fue asesinado, una persona privada de la libertad y tres personas resultaron heridas; no hubo un solo detenido.

2. El plan: Fuerza e Inteligencia

Distribuidas de esa manera las responsabilidades, los uniformados operarían en la Ciudad con la certeza de que sus resultados serían revisados mediante mapas, pues cada grupo tendría su unidad de análisis con diagnósticos preventivos y propuestas de combate.

En este esquema que no prosperó, la AMS seguiría activa, como un brazo administrativo de la corporación y parte central del diseño de políticas públicas para acompañar a las medidas reactivas de los uniformados.

La realidad: Una institución 'en construcción'

La única cara visible de la PM es su mando, el General retirado Arturo González, con el cargo de Comisario General.

De acuerdo con su Reglamento Interno, la PM tiene una persona encargada de la dirección técnica, otra de la dirección de políticas públicas y especialización, y un director general de vinculación institucional, pero ninguno ha sido presentado oficialmente como fue el caso del general González.

Además, aunque ya es sujeto obligado, en su apartado de transparencia no ofrece datos sobre los puestos, las remuneraciones y la nómina en general; su sitio web solo dice: “este apartado se encuentra en construcción”.

3. El plan: Cada Policía con su responsabilidad clara

“¿Para qué reporto a los vecinos ruidosos si nunca llega la Policía?” es una de las frases más comunes de los habitantes de la Ciudad que padecen por fiestas realizadas a altas horas de la noche.

Al enfocarse en los delitos de alto impacto, la Policía Metropolitana que se quedó en el tintero, y que atendería desde el Club Desspeja, un centro de la Policía Estatal, pretendía dejar al resto de los policías municipales enfocarse en la atención de faltas administrativas en sus respectivos municipios, como escandalizar en vía pública, u otros delitos que no son de alto impacto.

Por su parte, la Policía del Estado enfocaría sus recursos en la atención del interior de la Entidad.

La realidad: Corporaciones rebasadas y PM sin base

En el discurso, las nueve comisarías que integran la Policía Metropolitana se coordinan a diario con la Guardia Nacional, la Policía del Estado, el Ejército y con el C5 Escudo Urbano para hacer frente a los criminales.

No obstante, MURAL ha documentado que los criminales parecen haberle perdido el respeto a las corporaciones de seguridad, y muestra de ello son los robos que cometen en sus narices, como la quema de cámaras del Escudo Urbano, el escape de los sicarios de la balacera el 8 de febrero o la serie de cadáveres que abandonan en el mismo tramo de la Carretera a Saltillo sin ser detectados.

Además, la Fuerza de Reacción no tiene una base policial oficial y opera de forma provisional desde la Academia de la Policía de Zapopan, en donde improvisan comedores y camas, comentaron ex integrantes del grupo a MURAL.

Información: Enrique Osorio