“Las muestras de apoyo de quien nos acompañaron -maestros, alumnos, padres, amigos- en la búsqueda (en campo) nos rompe el corazón, que nos traen un pollo, que si un refresco. Empezamos a ciegas hasta que alguien nos dijo del volanteo y luego, lo demás. Sabemos que esto (las desapariciones) pasan, pero nunca crees que te va tocar a ti”, contó Alina Reyes Sival, una de las primas de Miseal.
A jugar fútbol, a 45 minutos de su vivienda, era a dónde se dirigía antes de desaparecer. Una cámara colocada en el crucero La Chacona, la cual fue revisada por la presión de unos manifestantes y familiares, registró el posible regreso a casa del docente.
Cada vez que la entrevistan, Karina, mostraba la foto de su esposo Misael.
“Queremos saber dónde está mi esposo”.